La bebida de sabor nacional

El fotógrafo Gary habla sobre la Inca Kola y el reciente fallecimiento de Johnny Lindley Taboada, el responsable de su éxito.

Redaccion Trome

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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una parihuela de mariscos con pescado, arrocito blanco, limoncito y una chicha morada fresquecita.

“María, para la mayoría de peruanos, comer un chifa sin Inca Kola ‘no es rico’. Un kam lu wantán, un arrocito chaufa, un pollo chi jau kay o un ti pa kay, de todas maneras deben ser servidos con la refrescante gaseosa amarilla. Lo mismo pasa con un seco con frijoles norteño, una carapulcra chinchana, unos chicharrones de pescado o la pachamanca. Es que para los peruanos, la Inca Kola simplemente es ‘la bebida de sabor nacional’. Y punto. Esta y otras exitosas frases fueron creadas por el imaginativo empresario Johnny Lindley Taboada, quien acaba de morir a los 84 años.

Don Johnny, hasta el año pasado presidente del directorio de la Corporación Lindley, fue heredero de su abuelo José Lindley, un inmigrante inglés que llegó al Perú en los albores del siglo pasado y que hace 102 años, prácticamente de la nada, comenzó con el negocio de embotellar bebidas con la ayuda de sus hijos.

Hasta hoy se conserva la vieja carreta de madera que era jalada por caballos en la que don José llevaba las bebidas que repartía. Fueron inicios duros, de sacrificios. Inca Kola, la gaseosa que todos hoy conocemos, salió al mercado en 1935 y, desde entonces, fue un éxito que no dejó de crecer.

Con los años, Isaac Lindley, uno de los hijos de don José y padre de Johnny, asumió el control de la empresa que expandió con la compra de máquinas semiautomáticas y otras innovaciones. Johnny, por su parte, fue creador de frases que se metieron en la mente y el corazón de los peruanos. Además de la famosa ‘la bebida de sabor nacional’, ideó otras como ‘El sabor que nos une’, ‘El sabor de tu alegría, ‘La bebida del Perú’, ‘La hora Inca Kola’ y más.

Lo de Inca Kola es un raro y exitoso fenómeno de ventas que ha sido estudiado en la Universidad de Harvard y otros prestigiosos centros de investigación, pues se trata del único caso en que Coca-Cola ha sido vencido en ventas en un país.

En Perú la gaseosa que más se toma es Inca Kola. Cuando un peruano está en el extranjero, atesora su botella de Inca Kola, que se niega a beber, pues para él es una parte del Perú. Es el nexo que lo une con la tierra lejana. Por eso, muchos compatriotas colocan su Inca Kola en el aparador de su casa, como un adorno importante, al lado de otros entrañables recuerdos.

La transnacional Coca-Cola se decidió a competir y ganarle, pero no pudo y al final terminó por adquirir el 49 por ciento de las acciones de Inca Kola, por 300 millones de dólares. La vieja planta embotelladora, ubicada en el jirón Cajamarca, en el Rímac, es prácticamente un museo, pues miles de niños llegan cada año a conocerla. Inca Kola es la prueba de que con trabajo duro, imaginación, fe y preparación, se consiguen grandes cosas”. Gary tiene razón.

Me voy, cuídense.