Falsas acusaciones

El fotógrafo Gary cuestiona el caso de la bailarina Stephanie Poon, quien denunció que había sido golpeada por su pareja Juan Pablo Aguirre Rojas.

Redaccion Trome

Más sobre:

columna-smaria

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un ají de gallina con arrocito blanco, aceitunas, huevo duro, lechuga y un refresco de cocona.

“María, la bailarina Stephanie Poon, integrante del trío ‘Las pecadoras’ de Florcita Polo, se presentó el 7 de enero en ‘Mil disculpas’ para denunciar que había sido golpeada por su pareja Juan Pablo Aguirre Rojas, de 34 años, quien luego no contento con ello la violó.

La denunciante se presentó en silla de ruedas para demostrar lo grave que había quedado. Flor Polo, quien la acompañaba, completaba el relato de la amiga que, muchas veces, se quedaba callada alterada por el llanto y el dolor. Poco después, Juan Pablo fue arrestado por la Policía y hoy está preso en el penal ‘Castro Castro’.

El último jueves, Stephanie se presentó en el programa ‘A las once’, acompañada de su abogado, y aseguró que, para que le hagan caso, había mentido al decir que Aguirre la había violado. Afirmó que solo la había golpeado. Además, dijo que en el programa le pusieron la silla de ruedas, pero ella no la necesitaba, como efectivamente se vio al día siguiente cuando los noticieros la captaron caminando.

La intención de la bailarina, al decir que solo había sido golpeada, mas no violada, es que Aguirre salga libre. Stephanie mintió en una de las dos versiones que dio en televisión, pero en cuál. ¿Fue violada o no? La duda ya quedó, así que es posible que el acusado esté preso de manera injusta por violación.

Este caso me lleva a pensar en la cantidad de personas que están en las cárceles por falsos testimonios. Recuerdo el caso de un profesor jubilado preso en Lurigancho hace algunos años. Para matar las horas, se la pasaba saltando soga y haciendo otros deportes. Habló con una mujer para que la hija adolescente de esta haga las labores de la casa.

Todo iba bien hasta que un mal día la madre de la menor le tocó la puerta. Lo acusó de haber intentado seducir a su hija, pero que todo podía olvidarse si le daba cinco mil soles. De lo contrario, lo denunciaría en la comisaría. El anciano se indignó y dijo que no le daría ni un sol. La mujer cumplió su amenaza y poco después el profesor era arrestado por la policía y luego conducido a Fiscalía.

La madre acusadora acudió al Ministerio Público a decir que se había equivocado, que todo había sido un malentendido. Pero ya era tarde. El viejito, que siempre clamó su inocencia, fue internado en prisión donde pasó al menos seis años. No se puede salir a acusar tan alegremente a una persona, y menos de delitos tan graves, porque el daño será irreparable”. ¡Qué pena! Gary tiene razón.

Me voy, cuídense.