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Viernes 14 de diciembre del 2012 | 06:45

El 'Loco' Mannarelli

Nuestro columnista recuerda algunas “perlas” del conocido traficante de drogas.

Este Búho no puede evitar recordar al ‘Clan Calígula’, tras la reciente captura por tráfico de drogas del ‘Loco’ Luis Mannarelli Rachitoff. Ingreso al túnel del tiempo. Lejanos están los días en los que aparecía muchachito en un recordado comercial de una marca de gaseosa grabado en la playa. Cuentan que ya en esos años el ‘Loco’ era agresivo y andaba en malos pasos, pero nada dejaba entrever en lo que se convertiría después. A fines de los años 80 y comienzos de los 90, él, Fernando Romaña Azalde, ‘Calígula’, y Julio César Domínguez, ‘Chato’, no solo eran los ‘bacanes’ de las mejores discotecas miraflorinas y las fiestas en las playas del sur, sino que también vendían cocaína a los viciosos de ese mundillo donde abundan las chicas lindas.

Tenían su ‘piedra’, levantaban pesas, y practicaban artes marciales. Eran insolentes y seductores con las mujeres. Andaban en modernas motos y usaban las mejores ropas de marca. De los tres, Mannarelli era el más violento y ofensivo, y no eran pocas las ocasiones en que se agarraban a golpes en las discotecas. Según las investigaciones policiales, no solo vendían drogas, sino que se dedicaban a seducir jovencitas y también mujeres casadas a las que grababan teniendo relaciones sexuales para luego extorsionarlas. Cuando el 13 de
febrero de 1992, ‘Calígula’ y el ‘Chato’ fueron hallados asesinados a balazos en un paraje del kilómetro 17 de la carretera a Cieneguilla, los detectives no se sorprendieron mucho.

En esos días se decía con insistencia que se trató de un ajuste de cuentas del
narcotráfico, y hasta que eran extorsionados por efectivos de la policía. Pero también se hablaba de la venganza de algún marido engañado, cuya mujer había sido víctima del clan, o la justicia tomada por propia mano de un alto oficial de la policía en defensa de su hija burlada. ‘Se metieron con la mujer quivocada’, se rumoreaba.

Mannarelli y su amigo Horacio Puccio fueron considerados sospechosos desde el primer momento y semanas después se ordenó la captura del primero cuando se comprobaron sus numerosas salidas del país, lo que reforzaba la hipótesis del narcotráfico en el caso. A esas alturas, el ‘Loco’ ya tenía dos ingresos previos a ‘Lurigancho’, uno de ellos por tráfico de drogas. Era una verdadera ‘joyita’ de la que había que cuidarse. Un año antes, en la misma carretera a Cieneguilla donde fueron asesinados ‘Calígula’ y el ‘Chato’, Luis Mannarelli rodó con su auto por una pendiente de unos 80 metros. Su acompañante, una mujer casada y con dinero, perdió la vida. El mismo ‘Calígula’ lo ayudó a sentar la denuncia
policial.

En 1993 fue arrestado en Iquitos cuando intentaba fugar, tras haber secuestrado a una viuda millonaria a la que robó joyas por un valor de 900 mil dólares. En ‘Lurigancho’ era una especie de celebridad entre los reos por sus constantes apariciones en las páginas policiales. Hasta fungió de entrenador de Mario Broncano, quien hizo algunas peleas en la misma prisión. Allí también conoció a un todavía desconocido Alejandro Trujillo Ospina, ‘Payaso’. Augusto Gavilano Schiantarelli, un ‘burrier’ que formaba parte de la banda de Mannarelli y Gonzalo Suárez Muñoz, ‘Petal’, aseguró que el ‘Loco’ era muy amigo de ‘Payaso’ al que, además, le daba constantes órdenes para sus ‘trabajitos’.

Añadió que el ‘Loco’ y ‘Petal’ ‘estaban en todo (incluso el alquiler y la venta
de armas) y siempre se rodeaban de colombianos’. Por eso, las autoridades que investigan el asesinato de Myriam Fefer están seguros que el tío de Liliana Castro fue el nexo para que ‘Payaso’ sea contratado para matarla. Hoy, el ‘Loco’ ya no es el muchachito del comercial, evidencia el paso de los años y, sobre todo, el consumo de la letal pasta básica de cocaína. Apago el televisor.