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Los Olivos

El asesinato del universitario Erick Castro, en Los Olivos, a manos de unos delincuentes que intentaron robar la camioneta de su padre, consternó a muchos. Y es que no solo se trató de la crueldad y frialdad con la que actuaron los rateros, sino que el fallecido era una promesa para el futuro del país.

Estudiante de la Pontificia Universidad Católica y Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Castro gustaba de los idiomas y libros. Según mencionaron sus familiares en un reportaje de Cuarto Poder, el finado decía que podía no solo mantenerse en las dos carreras sino que tenía intenciones de seguir más.

Como si ello fuera poco, Erick Castro era un hijo cariñoso y amoroso, al cual sus padres apreciaban y veían florecer cada día. “Desde que nació hasta que se fue, ni un día me dejaba”, manifestó Pablo Castro, padre del joven.

CRIMEN

El progenitor habló, además, de los difíciles momentos que le hicieron pasar los desadaptados cuando intentaron quitarle el vehículo. Al momento de ser atracado, el cinturón de seguridad se quedó averiado, algo que le impidió bajar.

Los gritos de desesperación hicieron que Erick Castro saliera de su domicilio para auxiliar a su padre, sin pensar que sería lo último que haría. El chico solo quería desabrochar el cinturón, pero uno de los ladrones interpretó esto como una osadía.

Sin meditarlo, el facineroso apretó el gatillo del arma que ‘valientemente’ ostentaba en manos, apagando con ello la esperanza de la familia Castro. “Me han baleado”, le dijo el malherido universitario a su padre, quien lo llevó a que reciba atención médica.

Pasaron 7 horas para que Erick Castro encontrara paz a su agonía, dejando no solo dolor en sus familiares, sino una sensación de injusticia en la sociedad.

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