Parejas tienen placer sexual a latigazos y cadenazos

Psiquiatra explica juegos extremos y mencionó que parejas también usan cadenas, grilletes y usan palabras clave para detenerse.

Redaccion Trome

Por: I. Medina

Hace unos días, una pareja de amantes en San Martín de Porres realizó juegos sexuales de tipo sadomasoquista con tantos cortes que por poco termina en muerte.

¿Qué hay en torno a los juegos sexuales extremos? El médico psiquiatra Guillermo Ladd, del Instituto Nacional de Salud Mental Hideyo Noguchi, explicó a Trome que el sadismo y el masoquismo son parafilias (trastornos de la sexualidad) cuando se da por lo menos durante seis meses, de forma continua y como única forma de obtener placer sexual, afectando otros roles de la persona.

En el sadismo se obtiene placer agrediendo y humillando: amarran, golpean, orinan al otro, sin que este sienta placer por eso. En el masoquismo, el placer es solo a través del dolor o humillación sin disfrute del otro (hasta contratan prostitutas para que los latiguen). Pero el sadomasoquismo no es una patología ni es legalmente penable.

“Es una forma especial de sexualidad consensuada, no imposición como la violación. Los sadomasoquistas no son ‘enfermos sexuales’, erotizan el dolor y ambos participantes obtienen placer, aunque llama la atención la crueldad con la que actúan y buscan la excitación sexual”, dice Ladd.

Sienten placer por la inversión y exageración del rol genérico masculino y femenino (él se excita siendo sumiso y humillado, y ella ser más activa y dominadora).

“Es una práctica que se oculta, pero no está prohibida de ley, y es más común de lo que se piensa. Algunas teorías indican que tendría que ver con una acción traumática sexual en la niñez”.

CÓMO NACIÓ

Comenzó en la comunidad gay en Estados Unidos, y se amplió a heterosexuales. Es conocida como BDSM, y puede emplear fetiches como látigos, cadenas, esposas, pero tiene ‘reglas’ como una actitud o ‘palabra clave’ para detenerse.

“El caso de la pareja de San Martín de Porres encaja en la práctica del BDSM, pero pudo haber celos que hicieron que la mujer pierda el control. Él, amarrado y amordazado, no pudo detenerla. Es muy probable que tengan trastorno de la personalidad (él psicopático y ella ‘boderline’, incluso buscó relacionarse con un hombre mucho mayor)”.

“Las fantasías sexuales no se pueden impedir y los fetiches sexuales son una práctica común que no se puede impedir, pero la pareja debe tener claro los límites y peligros para evitar que el ‘juego sexual’ llegue a extremos como quemaduras, asfixia, muerte”.