Pistolero en hostal

El fotógrafo Gary nos habla sobre el reciente caso de la balacera registrada en un hotel miraflorino.

Redaccion Trome

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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular sancochado con carne de res, pollo, choclo, papa, yuca y un choricito que le da un rico sabor. “María, en un baño de sangre pudo terminar el secuestro de una mujer en un hostal de Miraflores durante cuatro horas, a manos de su supuesta pareja, un hombre de 38 años identificado como Juan Locher, que disparó como loco a todo lo que se movía. La policía sostuvo que el excesivo consumo de alcohol y cocaína hizo que le den diablos azules. Primero realizó dos disparos, tras pasar varias horas en un cuarto con la mujer que, asustada, intentó escapar.

No pudo, porque el tipo disparó cinco veces más. Uno de los tiros dio en una pared, la bala rebotó y lo hirió a él en una pierna. Mientras la policía llegaba al lugar, Locher, fuera de sí, se negaba a dejar ir a la mujer. Un capitán intentó convencerlo de que se entregue, pero en lugar de hacer caso disparó tres balazos al oficial que de milagro logró esquivarlos. Es de resaltar el trabajo de los policías, pues actuaron con profesionalismo y sangre fría, sin ningún ánimo de revancha, pues los disparos al capitán eran suficiente motivo para que disparen a matar al enloquecido sujeto.

La policía de Estados Unidos le hubiera devuelto una ‘lluvia de plomo’ con francotiradores que actúan sin ningún remordimiento. Al final, el mismo capitán persistió en sus intentos de convencerlo y, en un descuido, saltaron sobre él, lo desarmaron y así le salvaron la vida. Más fácil y menos riesgoso para los agentes hubiera sido dispararle y acabar con todo. Pero repito, se comportaron como verdaderos policías, pensando en salvaguardar la vida de los ciudadanos, aún la del sujeto peligroso que los atacaba. Como digo, creo que es un milagro que no haya habido muertos, ni siquiera más heridos que el mismo atacante. La policía encontró dos bolsitas de cocaína en su poder, por lo que será acusado de tráfico de drogas, entre otros delitos.

Además, tiene al menos siete denuncias en distintas comisarías, una de ellas por usar un arma sin licencia en Máncora, Piura, en enero del 2011; y otra del 2012 por estar armado y ebrio en una discoteca de San Isidro. Cuando al tipo lo sacaron amarrado en camilla del hostal miraflorino, llamó la atención la expresión enloquecida de su rostro, su mirada llena de ira. Me hizo recordar la cara de Maradona, en la exagerada celebración de su gol a Grecia, en el Mundial de Estados Unidos 94. Casos como este deben servirnos de ejemplo a todos, especialmente a los jóvenes. Las drogas pueden malograrnos la vida por completo y la de los seres que nos aman. Es fácil perder la familia, el trabajo, la casa y a los amigos. Por eso, hay que pensar bien para vivir tranquilos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.