Psiquiatra Carlos Bromley alertó sobre la salud mental de los peruanos

El director de Salud Mental del Ministerio de Salud afirmó que una familia sólida y con valores no va a tener un hijo psicópata.

Redaccion Trome

Por: I. Medina

A diario en las noticias, y quizá también a nuestro alrededor o en nuestra propia vida, vemos situaciones que rozan o están marcadas por la depresión, la ansiedad, los celos, esquizofrenia, psicopatía y otros trastornos que pueden llevar incluso a la fatalidad.

El doctor Carlos Bromley Coloma, director de Salud Mental del Ministerio de Salud, y exdirector adjunto del Hospital ‘Larco Herrera, refiere que las enfermedades psiquiátricas están incrementándose en el mundo y nos habla de la situación mental en nuestro país.

¿Qué problemas de salud mental aquejan más a los peruanos?

Los de mayor incidencia son el abuso y dependencia del alcohol, depresión, esquizofrenia, violencia, adicción a drogas, demencia y ansiedad. Estudios del Instituto de Salud Mental Hideyo Noguchi indican que en Lima Metropolitana el 37.3% de la población, en algún momento de su vida, va a tener algún trastorno mental o psiquiátrico, y en este momento, el 23.5% (1 de cada 4 personas) lo tiene. La Organización Mundial de la Salud señala que para el año 2020, la depresión será la segunda causa de enfermedad en el mundo.

¿Pero cuándo es depresión, porque algunos dicen que están deprimidos y no es así?

Sí. Lo confunden con tristeza por algún problema o frustración académica o sentimental, y dicen ‘estoy con la depre’, pero es una reacción depresiva, no la enfermedad. Por depresión, durante 4 a 6 meses la persona está triste, melancólica, muy pasiva, con pensamientos negativos sobre sí mismo y los demás, ya no disfruta lo que le daba placer, tiene trastornos de apetito y del sueño. Actualmente, siete de cada cien personas en Lima Metropolitana y Callao sufren un trastorno depresivo.

¿Cómo somos los peruanos y peruanas? ¿Tenemos algún perfil psicológico?

Se han hecho algunos estudios de eso, pero ninguno técnico validado. Sin embargo, hay algunas características psicológicas: somos bastante perseverantes y hasta tercos para lograr algo. Somos muy creativos, muy querendones y también muy posesivos con lo que tenemos, y con lo que consideramos ‘es nuestro’. Tendemos a creer que el ser amado nos pertenece y eso nos convierte en personas un poco celosas…

¿Solo un poco celosas?

(sonríe) Bueno, un tanto celosas. Estamos siempre alertas, vigilando si hay algún riesgo de perder a la persona amada. Eso explica muchos suicidios por malas relaciones sentimentales y familiares. En Japón, los suicidios se vinculan más a lo laboral.

Algunos se quejan por celos y otros porque no los celan…

Los celos son una condición natural, pero hay grados. Son patológicos (celotipia) cuando son constantes, irracionales y causan sufrimiento al ser amado o a sí mismo. El enfermo de celos revisa intensamente el celular, correo, Facebook o la ropa (incluso íntima) buscando prueba de infidelidad, ‘marca’ a la pareja (qué hace, dónde está, pregunta como si no supiera para ver qué le cuenta). Se cree engañado, y puede llegar al crimen.

Los divorcios van en aumento, pero hay mamás y papás solteros que ejercen bien su rol. ¿En qué medida afecta un papá-mamá ausente?

Mucho. El ser humano necesita modelos parentales diferenciados: papá y mamá, sobre todo en el Perú, por nuestra sociedad tradicional. Aunque hay algunos cambios en roles: ahora hay papás que pasan más tiempo en casa, mamás que trabajan fuera y ganan más.

¿Los primeros años de la vida siempre nos ‘marcan’?

Sí. Las primeras experiencias de todo, aunque no son determinantes, se convierten en muy condicionantes para el futuro. El primer aprendizaje del ser humano es por el modelo de comportamiento que ve en su familia.

¿Y los psicópatas?

Hay predisposición biológica (como en otros trastornos mentales), pero aunado a algunas condiciones de crianza se genera el trastorno psicopático. La personalidad se acaba de estructurar a los 18 años de edad, pero una familia sólida, funcional, con buenos valores y principios, no va a tener un hijo psicópata.

¿Cómo es un psicópata?

Es amoral, no siente remordimiento ni culpa, no tiene reacción emocional (amor, tristeza ni miedo frente a un estímulo). Es muy hábil para sus objetivos, simula muy bien y hasta llora para conmover. Sabe impresionar, ser seductor, tiende a estafar y fácilmente llega a ser sicario. Vive el aquí y ahora, no le importa nada ni nadie salvo sí mismo. No tiene cura.

¿Hay algún estudio o estimado de cuántos psicópatas habría en Lima?

No hay datos de prevalencia, pero sí de casos de trastornos de personalidad (psicopáticos, paranoides, esquizoides, ansiosos u otros) atendidos en establecimientos del Ministerio de Salud. En el año 2012, llegaron 8 mil 179 casos, de ellos 387 son psicopatías. Y entre enero a agosto de este año, hemos atendido a 235 psicópatas.

¿Qué podría alertar que nuestra salud mental no está bien?

Lo primero, el marcado cambio de comportamiento y rutina de vida sin motivo. También los trastornos del sueño y el apetito, ansiedad, aislamiento, no se interrelacionan como antes.

Pero en Perú hay déficit de psiquiatras…

Somos unos 700 psiquiatras (entre Ministerio de Salud, EsSalud, Fuerzas Armadas), el 81% está en Lima y Callao, y aún hay regiones donde no hay. Como parte de la reforma, la política nacional que estamos aplicando es capacitar médicos generales, enfermeras y técnicos para dar atención y salud mental a la población.

¿Qué hacer si se sufre un problema mental y no hay plata? ¿El SIS cubre?

Sí, en cualquier establecimiento de salud, difúndanlo, por favor. Solo debe registrarse en el SIS, que es un seguro de salud que prioriza a poblaciones en situación de pobreza y cubre todos los trastornos físicos y mentales, incluido consulta, medicamentos y psicoterapia.

Un consejo final para nuestros lectores…

Busquen la salud mental positiva: no solo ausencia de enfermedad, sino el estar bien. La vida también tiene un lado positivo, puede y debe ser vivida de manera feliz. Ser agradecidos con Dios por estar vivos, disfrutar de la familia, de lo que hacemos y las cosas más naturales como un atardecer, hasta lo más complejo como la realización personal, laboral, de pareja.