“No puedo dormir del dolor por los golpes. He perdido la audición del oído derecho por la paliza que me dieron los serenos. Ahora debo hacerme varios estudios para conocer los daños reales en mi cabeza”, contó Carlos Urrutia (50), el motociclista que fue agredido salvajemente por una turba de serenos de la Municipalidad de San Isidro, el último miércoles en la avenida Javier Prado.
Con la mano vendada, moretones en la cara y en la cabeza, el hombre que salió en defensa de dos mujeres, que vendían desayunos en la calle, afirma que solo les gritó ‘¡Abusivos!’ a los serenos y estos se le fueron encima. “Me han arrastrado, me han tirado puñetes y patadas sin piedad. Luego me amenazaron con matarme si denunciaba”, relató.
Hasta su casa, en Barranco, llegó el alcalde de San Isidro, Manuel Velarde, para disculparse, pero Urrutia no lo recibió pues no se sentía bien.
VENDEDORAS
Por la tarde, Jorge Fernández, abogado de Urrutia y Sandra Zegarra, su esposa, se reunieron con el burgomaestre de San Isidro y le solicitaron los nombres de los serenos involucrados en el ataque. “Vamos a denunciar a todos los responsables, incluyendo al policía que estuvo presente, a la comuna de San Isidro, y al comisario de la zona por haber retenido a mi patrocinado dos horas sin atención médica”, dijo el letrado.
A la municipalidad llegaron las vendedoras ambulantes Katty Rurush (27) y Jackelyn Requejo (30), quienes también mostraron los moretones que les hicieron los mismos serenos que golpearon a Urrutia.
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