El Gran Oscar D'León
Nuestro columnista recuerda al gran sonero Oscar D’León.
Por: Redacción Trome.pe
Este Búho se considera admirador del ‘Faraón de la salsa’, desde que integró la legendaria orquesta venezolana ‘La dimensión latina’, donde haría inmortal ese himno revanchista a ese amor traicionero, ‘Llorarás’ (Por tu mal comportamiento/te vas a arrepentir/muy caro tendrás que pagar/todo mi sufrimiento/ Llorarás y llorarás/sin nadie que te consuele/y así te darás de cuenta/que si te engañan dueleeeeeee’).
El maestro, desde su búnker en Miami, se preparaba para iniciar una gira por Uruguay, Argentina y Chile. Justamente estaba haciendo sus maletas, pero chocó con la puerta de metal de su caja fuerte. El golpe ha comprometido seriamente el ojo izquierdo y es muy posible que el gran sonero venezolano pierda la visión de ese ojo. No me lo imagino al gran Oscar en ese plan ‘sufridito’, pues nosotros siempre lo gozamos arriba del escenario. Son varias veces las que este columnista lo ha visto en Lima con su famoso bajo. Recuerdo en los ‘tonos’ de la Unidad Vecinal Mirones, junto a la música disco, también ponían salsa, sobre todo, la de Oscar D’León:‘El baile del suavecito’ (Suave negra, suave, suavecito negra, eh, eh, eh).
‘El que siembra su maíz’, su gran versión del clásico cubano ‘El manicero’ (maníii, manicero maní, maní/caseritano te acuestes al dormir/sin comerte un cucurucho demaní), y el tema que fue la cortina por años del sintonizado programa cómico‘Risas y salsa’, ‘Mi negra está cansá (Sí señor, a esa negra no la aguanto más/porque sé quesiempre está cansá/Ay, mi negra está choteá/No lava,no plancha, no hace na… y siempre está cansá’. Por esa época, a inicios delos ochenta, cuando estaba en todo suapogeo, llegó al Perú en plan de estrella.
En la conferencia de prensa, una Gisela Valcárcel jovencita, aspirante a vedette, que trabajaba en el café teatro ‘La gata caliente’, asistió a la conferencia en plan de fan enamorada.
Oscar, un redomado mujeriego, le echó el ojo a la entonces ‘morocha’ a la que el columnista de espectáculos, Guido Monteverde, había bautizado como‘La pekinesa’. Esa tarde, en su columna, escribió:“Mi sobrina, la superchurrísima Gisela Valcárcel ha capturado al gran Oscar D’León con quienla vieron besándose en el aeropuerto, cuando el salsero se ibaa Arequipa. Que sean felices y coman perdices”. El affaire fue comentado, con fotos del beso y todo, en la prensa de espectáculos. Nadie podía imaginar que aquella jovencita que se había quedadoen tanguita en plena avenida Tacna para la revista “Caretas”, iba a convertirse en la ‘Reina del mediodía de la TV peruana’. Muchos años después, en 1997, Oscar volvió a Lima. Ni bien arribó al ‘Jorge Chávez’, los periodistas le preguntaron por la ‘Señito’. Oscar,sonriente, dijo que ella había sido su gran amor y que vivieron unintenso romance en aquella visita a Lima. Los diarios le dieron primera plana. Recordemos que Gisela se había casado dos años antes con el futbolista Roberto Martínez.
Ella no opinó sobre las declaraciones de Oscar, pero astutamente lo invitó a su programa en Global para asegurarse un rating explosivo. Pero lo que sucedió aquel mediodía fue considerado por la prensa como ‘la emboscada a Oscar de León’.El salsero llegó feliz al programa, pero nunca imaginó que la animadora lo recibiría con una cara de palo y defrente le hizo el ‘alto’. La rubia le recriminó en vivo que “se llenara la boca de hablar de un romance que nunca existió”. Y todavía lo trató de “usted”. D’León balbuceaba. Gisela se había cambiado de chip y borró lo que pasó. No tenía pasado. La Valcárcel levantó la voz: ¡No existió! Oscar se derrumbó y no pudo evitar derramar unas lágrimas.
Luego, se puso a cantar y allí consumó su venganza.Pidió un tema:‘Mujer de arena’.El público ovacionó al maestro y la ‘Señito’ anunció:“Vamos a un corte”. Apago el televisor.