*Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una causa rellena con atún y unos pallares cañetanos con su filete de pez espada a la plancha y una jarrita de cocona heladita.
“María, el sicariato es un cáncer que está creciendo peligrosamente en el país. No hay una semana en que no se produzcan asesinatos a sueldo. Si bien la mayoría de ellos se produce en el sector construcción civil, donde hay verdaderas mafias que se disputan sangrientamente el control de los ‘sindicatos’, así extorsionan a los empresarios e ingenieros jefes de obras para que ponga en la lista ‘empleados fantasmas’, también hay trabajadores en una nómina a quienes ellos les cobran un porcentaje de sus sueldos. La oferta inmobiliaria no para en el país y los empresarios prefieren ‘arreglar’ con los delincuentes, en vez de evitarse problemas.
Cuando algún dirigente de una banda rival se opone, sencillamente lo asesinan, como a ese desafortunado que mataron en su cama cuando estaba viendo tele una noche con su esposa y su hijita dormía en el otro cuarto. Me hace recordar los tiempos en que la mafia dominaba los sindicatos en Estados Unidos, sobre todo el de camioneros. Inclusive el mítico líder sindical vinculado a la mafia James Riddle ‘Jimmy’ Hoffa desapareció sin dejar rastro. Hasta hoy se recuerda ese asesinato atribuido a la mafia, incluso hubo una película sobre el tema con el gran Danny de Vito como Hoffa.
Pero el sicariato se presta para todo. Para venganzas personales, pasionales, por negocios y asuntos de familia, entre otros. El ‘gatillero’ solo pone el precio y que le indiquen con certeza quién es la víctima y dónde tendrá mejor oportunidad para matarla. Algunos prefieren eliminar a su víctima en la puerta de sus domicilios, agarrándolos desprevenidos y confiados. Así mataron al periodista Luis Choy.
Otros prefieren hacerlo cuando la víctima está sin reflejos. Por ejemplo, cuando sale de madrugada de una discoteca. Así asesinaron a ‘Pedrito’, el líder de ‘Los malditos de Castilla’ o al hijo del alcalde Carlos Burgos, cuando salía de la discoteca Periko’s. Así cayó el sicario ‘Trujillano’ justo cuando iba a ultimar a su víctima en la discoteca ‘La choza’ de Puente Piedra.
Un trabajo de inteligencia de la policía permitió saber que cometería un crimen. Una cómplice de 19 años, ‘La gata’, le pasó la pistola, porque a las mujeres no las registran. Las cámaras de video captaron el momento cuando el pistolero, junto a un menor de edad, se acercaron a la víctima que tomaba un trago en la barra.
Justo cuando levantaba el brazo para disparar, los policías lo agarraron y lo tiraron al suelo. La víctima dio gracias a Dios, cuando en realidad debió agradecerle a los ‘tigres’ de la Dirección de Inteligencia Nacional de la Policía”. Pucha, qué tales historias.
Me voy asustada, cuídense.