Barras bravas y violencia en los estadios

El fotógrafo Gary nos habla sobre la nueva ley que busca frenar el accionar de las barras bravas en los eventos deportivos de nuestro país.

Barras bravas y la nueva ley de flagrancia.

Barras bravas y la nueva ley de flagrancia.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines rojos con carne, papita, queso rallado y un emoliente calentito. “María, la nueva ‘Ley que previene y sanciona la violencia en los espectáculos deportivos’ busca frenar los actos delincuenciales que, en los últimos años, rodean al fútbol. Cada vez es más difícil que los padres lleven a sus esposas e hijos a los estadios porque pueden ser asaltados, golpeados y hasta asesinados por los barras bravas.

Bajo el anonimato que dan los grupos numerosos, muchos de estos jóvenes barras bravas, en su mayoría con las caras cubiertas con pañuelos o pintados con los colores de su club para que no ser identificados, realizan saqueos, destrozan a pedradas vehículos, hogares, negocios, asaltan a mujeres y niños indefensos, masacran, cortan y hasta disparan a quienes se resisten. Era inconcebible que cientos de policías tuvieran que caminar numerosas cuadras junto a estos grupos para que no cometan actos vandálicos camino a los estadios.

Era la autoridad puesta contra las cuerdas por estos individuos. Vergonzoso. Ojalá que se cumplan las nuevas disposiciones, tales como no llevar banderolas a los estadios, no cubrirse o pintarse la cara, regular los cánticos para que no inciten a la violencia o el racismo, no permitir armas, tampoco explosivos como bengalas, cohetones y otros, sin alcohol ni drogas, no a las concentraciones antes y después de los partidos. También quedaron prohibidas las entradas de cortesía y los barristas deberán estar empadronados.

Pero estas normas atacan solo una parte del problema. Es imposible que una ley sea la solución por sí sola. Las leyes no pueden impedir, por ejemplo, que barristas se enfrenten en violentas batallas campales como ocurrió la noche del último jueves, en San Martín de Porres, donde un joven de 21 años murió baleado. La principal responsabilidad es de los padres, que tienen la obligación de educar bien a sus hijos. No se puede dejar que crezcan a su libre albedrío.

Esa es la forma más segura de que se conviertan en delincuentes. A los chicos hay que darles amor siempre, pero también debe haber disciplina. Un muchacho que hace lo que le da la gana, sin control, es muy probable que se convierta en una persona inclinada al mal. Hay que enseñarles valores, no solo con palabras, sino con el ejemplo. En casa no debe haber violencia, para que los hijos no la practiquen en la calle.

Un padre debe ser amoroso con su esposa e hijos, debe respetarlos siempre y preocuparse por ellos. Esas actitudes las verán e imitarán los hijos. Hay que ver con qué clase de amigos se juntan los chicos, es muy importante. Ser padre es una tarea difícil que no tiene descanso, pero también es una bendición”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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