El Búho en Costa Rica

Nuestro columnista comenta su experiencia en el país centroamericano, que viene dando la hora en Brasil 2014.

Redaccion Trome

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Costa Rica

Este Búho se emociona con la actuación de la selección de Costa Rica en el Mundial de Brasil. Es que mis últimas vacaciones, fuera del Perú, las viví en la tierra de Joel Campbell, Bryan Ruiz y compañía. Inclusive uno de mis mejores amigos, que ‘lagarteaba’ en el bello parque Morazán, en el centro de San José, era igualito al delantero y le decíamos ‘Campbell’. En ese verano del 2012, Costa Rica ya vivía la fiebre del Mundial, pues de la mano de Jorge Luis Pinto había clasificado al hexagonal final para acceder a uno de los tres cupos directos a Brasil frente a USA, México, Honduras, Panamá y Jamaica. La capital, San José, era una fiesta. Tanto entusiasmo se vivió, que el ‘Grupo Nación’, el más importante del país, que edita ‘La Nación’ (tipo El Comercio) y el popular ‘La Teja’, sacaron un periódico íntegramente deportivo. Muchos le auguraban una vida efímera, si no clasificaban al Mundial, hoy veo que debe ser el de más circulación en ese pequeño país de 5 millones de habitantes.

Justamente estando allá, se pactó un partido ¡¡con la selección peruana!! Tenía un amigo peruano, que vivía más de veinticinco años en el país y ya era ciudadano ‘tico’, un periodista veterano que trabajó también en México, en televisión: el recordado Justo Aguilar. Lo invité al estadio la noche que ganó Perú y allí descubrí que había una nutrida colonia inca. En la residencial zona de Alajuela había un par de restaurantes peruanos donde vi el Perú–Colombia por las Eliminatorias. Era caro, pero se comía rico. Los ‘Ticos’ se estaban volviendo adictos a nuestra comida. La papa a la huancaína, los anticuchos y el arroz con pato los alocaban. Pero tenían problemas con el ceviche. Ellos también preparaban ese platillo, pero maceraban el pescado con limón horas ¡y lo metían a la refrigeradora! Su plato de bandera es el ‘gallo pinto’, arroz con frejoles negros al estilo tacu tacu.

Lo comen en el desayuno, almuerzo y cena, combinándolo con huevo frito, bistec, pollo frito, estofado o pescado frito. Puede parecer monótono, pero para ellos es de ley. Esa noche en un estadio nuevecito, que China le construyó al gobierno de Costa Rica, vi ese encuentro amistoso. Los chinos llegaron en inmensos barcos con todas las piezas para armar ese estadio y con más de mil trabajadores asiáticos que no le costaron ni un dólar al gobierno. Los costarricenses tienen suerte. Por tener un puesto clave en la ONU le llegan grandes regalos. En los convulsionados años ochentas, en plenas guerrillas izquierdistas en El Salvador, se convirtieron en un país ‘amigo’ de Estados Unidos y recibieron importante ayuda que consolidó su economía. A diferencia de otros países de la región, cuyos habitantes buscan migrar a México o Estados Unidos, Costa Rica es más bien un país que tiene que reforzar las fronteras y pedir visa para frenar la inmigración: hay casi 300 mil nicaragüenses trabajando en el país, que están ansiosos por tener la residencia.

Un amigo ‘nica’, que trabajaba en un local de Internet, tuvo que casarse con la única mujer fea del país, para poder tener la residencia. Todas las tardes su ‘esposa’ llegaba a ‘sangrarlo’. Me daba pena, porque la belleza de la mujer ‘tica’ es legendaria. Lo mejor de ese país son las playas y la calidez de su gente. No te dicen ¡hola! Te dicen ¡pura vida!, con un abrazo. Esa frase es la que identifica a los ‘ticos’ y la patentó el gran cómico mexicano ‘Clavillazo’, cuyas películas ‘rayaron’ más que las de Cantinflas. Él siempre decía ¡¡Pura vida!! Sin saber que se convertiría en el lema de los costarricenses. Recorrí sus hermosos balnearios. Viajé a las mejores playas con mi anfitrión, el gran Carlos ‘Beto’ Salgado.

El país tiene en el océano Pacífico: Los balnearios de Jacó, Herradura, el parque nacional ‘Manuel Antonio’, Tamarindo y en el Caribe Puerto Viejo, Limón, donde los negros hablan inglés mezclado con francés y uno cree que está en Jamaica. Ron, reggae y las más bellas morenas de Centroamérica. Como está llena de islas exóticas, uno viaja en ‘ferry’. “Hermano, el mejor es el que va de Puntarenas a Paquera, de allí puedes ir a lugares maravillosos. Ese viaje duró una hora y es barato para la hermosa vista de costas llenas de selva y peces saltarines que uno puede observar. Les iba a contar mi experiencia en el hotel de nudistas frente al mar de Jacó, pero me quedé corto. Apago el televisor.