'El Búho' Y ‘Papá’ Chuiman

Nuestro columnista comenta su encuentro con el popular actor nacional Adolfo Chuiman.

Redaccion Trome

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Adolfo Chuiman

Este Búho está convencido de que un periodista necesita algo de suerte para desarrollar bien su profesión. Puedes ser una luminaria, escribir lindo, leer mil libros, pero si no tienes algo de fortuna… estás frito. ¿Cuántos de los mejores reportajes, las más grandes investigaciones se han iniciado con hechos fortuitos, fruto del azar? En eso pensaba este columnista al escribir mi encuentro con el gran actor nacional Adolfo ‘Papá’ Chuiman, aunque ahora el nuevo Perú lo ha bautizado como ‘Peter’, a raíz de su personaje en ese fenómeno televisivo llamado ‘Al fondo hay sitio’.

Era la primera semana útil de enero. Adolfo había logrado por segundo año consecutivo ser elegido ‘El mejor actor’ en los más importantes rankings. Todos los periodistas de espectáculos, de revistas y páginas web lo buscaban para entrevistarlo. Reventaban el teléfono de su compañera de toda la vida, su esposa Pirula, en Punta Negra. A ‘Papá’ se lo había tragado la tierra. Esa semana, este Búho salía cabezón por los pagos realizados en un banco del Óvalo de Higuereta. En eso vi que se acercaba un flaquito pelucón, con lentes oscuros, vestido deportivamente con jean, zapatillas, acompañado de un moreno grueso de pinta temible. Por un momento pensé que era un rockero extranjero, con su guardaespaldas, mismo Mick Jagger.

Pero cuando estuvo a dos metros, me di cuenta que era Chuiman. ‘¡¡Papá!!’, le grité. Me miró y dudó un instante. Me saqué los lentes oscuros y se mató de risa. ‘¡Ya me contaron que tú eres el que escribe la columna de Trome!’. Un abrazo selló un reencuentro que tardó cerca de 20 años, pues la última vez que estuve con Adolfo fue en los años 90, en la playa ‘El silencio’, en el mítico restaurante del gran Román, ‘El pescador’. Estábamos con un grupo de periodistas y trabajábamos en otra casa editora, entre ellos José ‘Ruckelly’ Reynoso. Recuerdo que Chuiman cantó a voz en cuello el glorioso ‘¡¡Vamos Boys, quiero ver, otro gol en tu score!!’. Ese día ‘Papá’, alzando un vaso con whisky on the rocks que había colocado gentilmente Román, lanzó una frase que hizo historia en la hinchada chalaca: ‘¡Yo soy más rosado que el Sida!’.

Chuiman, mientras le daba la mano a las señoras y niños que se le acercaban y le gritaban ‘¡Peter, Peter!’ porque no es sobrado ‘por ellos estoy donde estoy’, me dijo, le comentó al moreno: “Me parece que ya no vamos a cambiar dólares, hace mucho calor. Búho, ¿puede ser un cebiche?”. “¡¡Por favor!!”, respondí sintiendo algo de remordimiento por mis colegas que lo buscaban por todos lados. Para llegar al restaurante de ‘Peter’, tuvimos que dar mil vueltas. El ‘chaleco’ me dijo: ‘No puede comer en cualquier local. Todos le piden selfies y, como no se niega, no puede comer’. Adolfo es un actor querido. Pocos pueden darse ese ‘baño de pueblo’ y también ser reconocidos por la crítica especializada. El nombre de su restaurante favorito en Higuereta, lo guardo bajo siete llaves. Un periodista jamás revela sus fuentes. Pero es su templo, le preparan su traguito con un licor misterioso, su gaseosa y su vaso con agua helada al costado.

¿Será el elixir de la juventud? ‘Yo te admiraba cuando te veía trabajando en la compañía de teatro de Pepe Vilar’, le comenté. ‘Mira, la televisión me ha dado grandes satisfacciones económicas y profesionales. Pero yo, hasta ahora, en mis sueños, evoco mis inicios en la escuela de teatro de San Marcos. Allí interpreté a Pirandello, García Lorca, pero sobre todo a Brecht, Bertold Brecht’. Me parecía mentira. Chuiman hablando una hora de los clásicos del teatro. Estaba en su garbanzal. Cuando le comenté que lo había visto en televisión actuando en ‘Bodas de sangre’ de García Lorca, me abrazó. ‘No me hagas acordar a Elvira Travesí, Gloria María Ureta y la guapa Liz Ureta. Imagínate, yo era un chibolo de Breña, veinteañero. Qué honor’. Ahora que hable ‘Peter’, se la lancé: ‘Agradezco a Efraín Aguilar, pero recuerda que a mí me contrataron como mayordomo, no estaba pensado que fuera protagonista.

El público, al final, adoptó al personaje’. ‘Papá’ es humilde, fue su vena interpretativa, sus gestos, su arte, los que transformaron a un sencillo mayordomo en un eje importante de la trama. Ya oscurece en Higuereta. ‘Búho, ya no hables tanto de tu barrio de Mirones, porque yo con mi mancha de Breña íbamos a levantar a las mejores hembritas ahí y nos zampábamos a los tonos. Mis patas me ponían adelante para entrar, porque yo era el pepón. De allí salió la frase ‘¿Quién soy yo? ¡¡Papá!!’. Salud, maestro, y gracias por ese inolvidable reencuentro. Apago el televisor.