Delincuencia cruzó la línea

Nuestro columnista comenta el terrible atentado al circo de La Paisana Jacinta.

Redaccion Trome

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La Paisana Jacinta

A este Búho siempre le gustó La Paisana Jacinta. Nunca tuve miedo a ser políticamente incorrecto. Pero lo que viene ocurriendo, un atentado con granada en plena función, ¡¡con niños en el público!!, es algo muy grave que merece una respuesta inmediata del gobierno. Al menos once personas resultaron heridas por las esquirlas, entre ellas el querido y siempre flagelado Enrique Espejo, más conocido como ‘Yuca’. Creo que es un milagro que nadie haya muerto. Este demencial ataque ya sobrepasó todos los límites, pues los delincuentes no tienen ningún respeto ni por los niños, lo más sagrado de un país.

¿Qué clase de bestia hay que ser para lanzar una bomba en un lugar donde hay pequeños? Este hecho podría marcar un antes y un después en el tema de la inseguridad ciudadana de nuestro país. Por ejemplo, podría empujar a la formación de los temidos ‘escuadrones de la muerte’, pues es impresionante la falta de reacción de este gobierno. Este Búho exige que el presidente Ollanta Humala, en vez de defender a su esposa Nadine cada vez que tiene una cámara al frente, se pronuncie y tome medidas de urgencia contra la violencia homicida. La delincuencia ya cruzó la línea.

El general en retiro del Ejército, Roberto Chiabra, ya había planteado una solución que yo compartí. Los delincuentes que manejan o dejan granadas, o cualquier otro tipo de armamento de guerra, deben ser juzgados como terroristas y recibir cadena perpetua. No es justo que por unos miserables soles hasta los niños que aman al circo, a sus payasos, a los domadores, reciban una granada. En qué país vivimos, carajo. ¡¡Aquí se lanzan bombas en colegios!! Igual en pollerías, hoteles, negocios. Me hace acordar los inicios de la mafia en Nueva York. Cuando no existía el Estado y los maleados inmigrantes italianos empezaban a extorsionar a sus honestos compatriotas. Eso lo vimos en películas como ‘El padrino’.

Cómo es posible que sigan existiendo extorsionadores con las mismas estrategias de hace un siglo. Y cómo es que un Presidente de la República, ante el estallido de una granada en un circo lleno de familias, no se digne a abrir la boca. Hablo como un humilde padre de familia que no podrá complacer a su hijita que le pidió ‘papi, vamos al circo de La paisana Jacinta’, luego de que la llevé a patinar en un local de la avenida Salaverry. El ministro del Interior no es capaz de encontrar en el agua un ‘pescadito’ llamado Gerald Oropeza, ni puede con el problema de los penales donde Julio Magán es una malagua. Si no hacemos algo drástico para frenar esta escalada de violencia, no nos sorprendamos si en poco tiempo nuestro país alcanza los niveles de criminalidad de México, donde los muertos aparecen colgados de los puentes. Apago el televisor.