El fango de las drogas

El fotógrafo Gary nos habla sobre el infierno en el que caen las personas adictas a las drogas.

Redaccion Trome

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Anelhí Arias

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante buscando su causa rellena, pollo al horno, ensalada rusa y arroz bien graneadito, con una taza de anís calentita. “María, el último sábado la exporrista Anelhí Arias se sentó en el ‘sillón rojo’. No es santa de mi devoción, pero lo que le escuché decir me dio mucha pena. Confesó que cayó y recayó en las drogas. Pero no solo se expuso ante millones de televidentes, sino también delante de sus pequeñas hijas, quienes seguramente la estaban viendo. Ella podrá decir que así se sintió libre y que se quitó un gran peso de encima. Puede ser cierto, pero recibir dinero por contar tus miserias frente a una cámara de TV, deja mucho que desear.

Al margen de ese circo romano en el que se ha convertido, en muchos casos, la pantalla chicha, hay un sinnúmero de adictos que, con esfuerzo, sacrificio y voluntad, lograron salir del fango de las drogas y hoy llevan una vida sana, positiva, fructífera y decente. Porque la marihuana, cocaína, crack, LSD y otras son un veneno para el cuerpo y la mente. Todas las drogas causan adicción y quienes caen en sus garras viven un terrible drama que arrastra a sus familias. Los adictos no creen en nada ni en nadie. Para conseguir su vicio son capaces de cualquier cosa: empiezan llevándose las cosas de su casa, luego roban y hasta se prostituyen a cambio de un ‘kete’.

El que verdaderamente quiere dejar las drogas debe tener una fuerza de voluntad muy fuerte. En todo tratamiento el punto de partida es convencer a la persona a aceptar su condición de adicta y su necesidad de una terapia a cargo de especialistas y en un centro de rehabilitación de confianza. El tratamiento puede darse en una variedad de entornos, de muchas formas distintas y por diferentes períodos de tiempo. Puesto que la drogadicción suele ser un trastorno crónico caracterizado por recaídas ocasionales, por lo general no basta con un solo ciclo de tratamiento a corto plazo.

El tratamiento es un proceso a largo plazo que implica varias intervenciones y supervisión constante. Incluye terapias individuales y de grupo. El apoyo de la familia es fundamental en este proceso. Un drogadicto, al igual que un alcohólico, puede volver a caer en el infierno. Por eso, su lucha es día a día. Estar 24 horas ‘limpio’ es un gran logro para ellos, la tentación es grande, pero está en ellos salir adelante. Creo que en nuestro país debe existir una política que contemple a los drogadictos y los ayude a salir adelante”. Pucha, lo que dice mi amigo es una gran verdad. Me voy, preocupada. Cuídense.