Game of Thrones, Breaking Bad y más series favoritas de ‘El Búho’

‘El Búho’ comenta las series que más lo han apasionado estos últimos años.

Redaccion Trome

Este Búho recibe correos de sus lectores sobre temas muy diversos. Unos jóvenes me dicen: ‘Buhíto, ¿cuáles son las mejores series de los últimos tiempos?’ De tantas ‘joyitas’, escojo estas tres, por ahora.

1. GAME OF THRONES (2011): ‘Juego de tronos’ es la que considero la mejor serie que he visto en mi vida. Aventura, intriga, lucha por el poder, batallas épicas, dragones, gigantes, zombis, violencia extrema, sexualidad, amor, miedo, odio. Reinas bellas, pérfidas, traidoras, reyes y señores nobles. Borrachos y lujuriosos. Enanos entrañables y ‘putañeros’ como Tyrion Lannister. Pero, sobre todo, porque arriba de ese despliegue visual maravilloso, sobre esas ciudades calcadas del medioevo y en las que se gastaron millones filmándolas en urbes tan disímiles de Croacia, Irlanda, España o Malta, está el ser humano plasmado en un puñado de personajes inolvidables, donde en medio de la opulencia o la miseria, aflora lo mejor y lo peor del hombre. Una guerra civil pone en jaque a los señores de Los Siete Reinos.

Por otro lado, la hija de un rey derrocado y asesinado está decidida a sentarse en el trono de hierro, aliada de un ejército de bárbaros, esclavos eunucos de tierras lejanas y tres dragones que achicharran todo lo que ven. En el norte, detrás de una gigantesca muralla de hielo, donde valientes la custodian de por vida, no solo hay salvajes, sino que aparecen criaturas extrañas, muertos en vida, los ‘caminantes de la noche’ que acechan, a medida que se acerca el invierno y la oscuridad, que puede durar años. Verla en sus seis temporadas es como si las grandes novelas de aventuras que leí desde niño me las proyectaran en un Led de 42 pulgadas, full HD.

2. LOS SOPRANO (1999): La visión que se tenía de la mafia nunca sería igual después de la aparición de esta serie que inmortalizó al recordado James Gandolfini en su papel de Tony Soprano, el jefe de la mafia de Nueva Jersey en tiempos modernos. A pesar que hace guiños a películas como ‘El padrino’ y ‘Buenos muchachos’, la serie fue una cosa totalmente diferente y rompió con todos los esquemas tradicionales de la llamada ‘cosa nostra’. La esposa de Don Corleone era decorativa. La mujer de Tony, Carmela, fantasea sexualmente con un cura católico y con otro mafioso italiano, Furio, y hasta le roba dinero a su esposo. En ‘El padrino’, la niñez de los hijos no aparece. Pero los hijos de Tony son protagónicos y él se desvive por ellos. La muchachita, Meadow, es una cómplice inteligente de su padre mafioso, mientras que Tony Jr. es débil, deprimido y se vuelve estúpido por el trauma que le causa tener un padre asesino.

¡El hijo varón de un capo italiano! ‘El padrino’ aleccionaba a sus hijos: ‘Nunca hagas saber lo que piensas a personas ajenas a la familia’. Tony le cuenta hasta sus más íntimos secretos y los de su organización a su guapa y piernona psicoanalista, la doctora Jennifer Melfi (Lorraine Bracco). La serie es tan brutal que hasta la madre y el tío carnal de Tony organizan un complot para matarlo. Muerte y sangre a borbotones, amigos ni enemigos se salvan de morir de la manera más salvaje. Un ‘Padrino’ con amantes rusas chibolas, que se reúne con sus mafiosos en un antro decadente, el ‘Bada Bing!’, y donde solo sus dos viejos compinches, Silvio y Paulie, se salvan de morir porque Tony no tiene piedad con nadie. Los negocios son primero. Incluso, mata a su sobrino querido Christopher, porque ‘se estaba drogando mucho’. Aún se puede ver en HBO.

3. BREAKING BAD (2008): Sin nada de artificios. Ambientada en la época actual y con una historia urbana, en Albuquerque, Nuevo México. Un tipo que pudo ser brillante y ganar el Premio Nobel, Walter White, termina como profesor de química de secundaria. Gana poco dinero, tiene un hijo adolescente discapacitado y una esposa embarazada. Para colmo, le han diagnosticado cáncer terminal al pulmón y trabaja tarde y noche lavando autos. Cuando piensa que su vida no tiene remedio se reencuentra con un exalumno suyo, Jesse Pinkman, quien es un vendedor de metanfetamina.

A Walter se le ‘prende el foquito’ y le propone instalar un laboratorio donde él fabricaría el ‘cristal’ de la más pura calidad y su alumno se encargaría de venderlo. A partir de allí se constituirá en lo que los críticos llamaron ‘un western de ciudad’. Se enfrentarán con narcotraficantes chicanos peligrosísimos, sufrirán la persecución de Hank, el cuñado de Walter, jefe de la DEA. Ambos personajes, el profesor y el joven alumno, antihéroes totales, nos pusieron el corazón en vilo con sus aventuras, con sus miserias, con sus amores y traiciones. Me quedé corto. Apago el televisor.

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