El Papa de la familia

El fotógrafo Gary le cuenta a María sobre su devoción a Juan Pablo II.

Redaccion Trome

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular seco de cabrito con frijoles, arroz blanco graneado y jugo de carambola. “María, el mundo entero ha sido testigo de la declaración de santidad de los queridos papas Juan XXIII y Juan Pablo II, en una ceremonia nunca antes vista en la historia de la Iglesia. En el Vaticano, el papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI celebraron juntos la misa (es la primera vez que esto ocurre), por lo que muchos han llamado al acto ‘El día de los cuatro papas’. Una multitud de peregrinos de diversas naciones, sobre todo de Polonia el país natal de Juan Pablo II aguardaron el esperado momento, pasando la noche en la Plaza de San Pedro con cánticos y rezos. En el Perú también hubo innumerables manifestaciones de alegría por la canonización con misas, rezos y vigilias. Creo que lo ocurrido ayer en el Vaticano debería renovar la fe de los que creen en Dios. Pero también debería servir a los no creyentes, pues no sería malo tomar las enseñanzas de la fe católica en lo concerniente a la familia. Justo cuando hoy muchos padres no ejercen su rol, hay niños abusados, hijos que amenazan y arremeten contra sus progenitores, y abundan los divorcios.

El papa Francisco destacó que Juan XXIII ‘fue el Papa de la docilidad al espíritu’, y definió a Juan Pablo II como ‘el Papa de la familia’, refiriendo que él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado. Es precisamente esa fuerza, de apoyo a la familia, lo que el Perú necesita. Estoy convencido de que el pandillaje, la drogadicción, el sicariato y otras formas de delito que ejercen miles de menores de edad en nuestro país se deben a la descomposición de la familia. Si los padres no cumplen su misión de proteger a sus hijos, de darles alimento, vestido, educación y amor, entonces que no nos sorprenda el aumento de la delincuencia. Y otra cosa, educar a los hijos no es solo decirles ‘pórtate bien’, ‘no mientas’, ‘no robes’ o ‘no quiero hijos borrachos’, si los mismos padres luego hacen exactamente lo contrario. No hay que olvidar que se enseña con el ejemplo. Los hijos deben ser el más grande motivo para que los padres cambiemos y seamos mejores personas. Juan Pablo II condenó la violencia familiar, pues sabía que incuba más violencia, odio y maldad. En estos tiempos, los padres debemos ser malabaristas, pues debemos lograr el equilibrio entre dar amor y al mismo tiempo impartir disciplina. Ambas cosas harán de nuestros hijos personas de bien”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.b