La película de 'Pancholón'

El fotógrafo Gary nos cuenta otra de las aventuras de su gran amigo.

Redaccion Trome

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El Chato Matta llegó al restaurante por unos tallarines rojos con una piernota de pollo y su papa a la huancaína con huevito duro y aceituna. “María, la vez pasada te conté que el gran Pancholón estuvo internado en la clínica, porque tiene la próstata hinchada como una pelota de tenis. Cuando lo fui a visitar veía una película en blu-ray. ‘Chato, me dijo, qué bueno que hayas venido. Casi me botan de la clínica, porque mi fiel psicóloga se disfrazó de enfermera y se quedó a dormir conmigo. La muy escandalosa se puso a gritar como loca en la madrugada ‘¡Ah, ah, me matas, Panchito! ¡Ah, ah, ah… Nooooo!’

Una auxiliar pensaba que alguien se moría de un ataque de asma, abrió la puerta y nos ampayó en pleno faenón. Fue un escándalo. Por eso, Chotillo llegó con un Led de 42” y varias películas que compró en Polvos Azules. ‘Pancho, para que veas que soy tu hermano y no te odio porque me partiste con la burrier, te traigo estas películas para que no te aburras ahora que te han prohibido las visitas femeninas, ja, ja, ja’. Chato, Chotillo lo hizo con su segunda. En todas las cintas, los protagonistas eran tremendos ‘partidores’. Sobre todo en ‘El cartero llama dos veces’ con Jack Nicholson y una bellísima Jessica Lange. La verdad es que me sentí identificado con la trama.

Frank (Jack Nicholson) es un vago que llega a un restaurante de campo en California. El dueño es un viejo de nacionalidad griega y tiene una esposa espectacular, joven, bellísima. Cora (Jessica Lange) está cansada de vivir con un viejo al que no ama. Frank se queda a trabajar como ayudante y empiezan a ponerle tremendos cuernos al griego. Lo hacen en la cocina a lo salvaje. Después planean matar al anciano: fallaron en la primera, pero en la segunda tuvieron ‘éxito’. Un fiscal sospecha de Cora, aunque al final la libran y salen limpios. Cuando por fin se van a vivir juntitos y felices con el negocio del viejo, sufren un terrible accidente automovilístico y Cora muere. Y a Frank lo acusan de provocar su muerte. Tremendo peliculón. Pancholón se agarraba la cabeza en la clínica, se relamía los labios. ‘Chato, tú sabes que llevo en la sangre el virus. Cuando veo a una mujer que me gusta, no puedo controlarme, me dan tics nerviosos, sudo, la cabeza me da vueltas, saco la lengüita. Imagínate que una vez hasta choqué con mi viejito, quien había perdido la cabeza por una bailarina.

Esa vez lo hice para no ver sufrir a mi madre. Además, mi Decálogo del Tramposo lo dice clarito: ‘Partidor que parte a partidor, tiene mil años de perdón’. Eso sí, nunca podría matar a nadie. Por maleros, Frank y Cora terminaron en desgracia. Chato, los partidores se pueden ir al suelo. Chotillo se ha portado bien trayéndome esta película. Me ha hecho reflexionar. Recuerdo que cuando estaba en la universidad iba al cine para encontrarme con chicas que tenían enamorado, nunca veía la película. Solo me gustaban las del italiano Lando Buzzanca. Su ‘Homo eroticus’ (Supermacho) lo vi como veinte veces. No sé por qué no le dieron el Oscar”. Pucha, ese señor Pancholón es un cochino de primera, ni porque está enfermo deja de contar sus sinvergüencerías. Me voy, cuídense.