Este Búho nota desde hace tiempo impotencia y desesperación en mucha gente ante el accionar de los delincuentes que roban y matan de manera impune. Están hartos de que estas lacras les roben en segundos el fruto de su esfuerzo, muchas veces resultado de años de duro trabajo y penurias, de créditos bancarios que ya no podrán pagar y que provocan la ruina familiar.

Ayer me desperté con la noticia de que el dueño de un chifa en Comas disparó y mató a uno de los tres asaltantes que robaron su negocio.

El local recién había sido inaugurado el sábado, ¡solo tenía un día de funcionamiento!, pero a los malhechores no les importó nada y lo asaltaron cuando el último cliente se había retirado y solo estaban el dueño José Medina Pérez, su esposa embarazada de siete meses y empleados. Encima, el chifa está ubicado a unos 60 metros de la comisaría de Santa Luzmila, lo que da una idea del grado de peligrosidad de esos avezados asaltantes, a quienes ese detalle no los desanimó de perpetrar el golpe.

El empresario veía que los miserables amenazaban a su pareja con sus armas y que se llevaban en instantes las ganancias de una larga jornada de trabajo, gracias a una importante inversión. Así que cogió su arma de fuego, cuya licencia de uso está en trámite, y salió a defenderse.

Dio un tiro en la zona baja de la espalda a Felipe Espino Ramos, quien luego fue llevado al ‘Hospital Sergio Bernales’ de Collique, donde horas después falleció debido a una hemorragia. El dueño del chifa fue intervenido por la policía y llevado a la comisaría, la misma que está a unos metros de su negocio, donde quedó detenido, pero anoche fue liberado. Es lo más justo, pues actuó en legítima defensa de su vida, de su pareja y de su bebé que está por nacer. Él no buscó ese problema en el que ahora se ve envuelto. Su único pecado fue apostar por el país, invertir, trabajar duro. Fueron los criminales que se metieron a su negocio.

Como José Medina Pérez, innumerables dueños de restaurantes, de bodegas, boticas, ferreterías y otros, son asaltados todos los días, a punta de cuchillos y armas de fuego, por sanguinarias bandas criminales que no dudan en matar a sangre fría para llevarse su dinero. Comprendo la desesperación de esas personas que ya no saben qué hacer para protegerse frente a la ausencia clamorosa de la policía. Por eso, hace unos días, el empleado de una ferretería en Huaycán arriesgó su vida al golpear con una lampa a los pistoleros que robaban, a plena luz del día, el negocio donde labora. Pudo morir baleado, pero felizmente vive para contarlo.

De manera semejante le sucedió al valiente policía que estaba de franco el último fin de semana y compraba pollo en un puesto del mercado de Caquetá, en San Martín de Porres. Él no dudó en sacar su arma para enfrentar a una banda de ladrones que asaltaban una carnicería, de la que se llevaron 6 mil soles. El agente terminó con un balazo en un brazo, pero logró herir a uno de los malhechores, quien fue llevado por sus cómplices al ‘Hospital Loayza’, donde fue capturado.

Desde su primer día de gobierno, la prioridad máxima de PPK debe ser la lucha contra la ola criminal que está ahogando a los peruanos.

Si en los años 80 el gran monstruo que atacaba y amenazaba destruir al país era el demencial terrorismo de Sendero y del MRTA, hoy ese horrible engendro es la delincuencia común y el narcotráfico, que asesinan a miles de personas, dejan incontables huérfanos, cierran negocios, golpeando así a la economía, y crean más corrupción que se ve reflejada en malos policías, fiscales y jueces que liberan a estas lacras. Si el nuevo gobierno de PPK pide al Congreso entrante facultades para legislar en materia ciudadana, que se las den. Urge tomar medidas de emergencia ya. Apago el televisor.

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