Tremendo cuentazo

Nuestro columnista comenta los recientes incidentes alrededor del caso de Edita Guerrero y su viudo Paul Olórtiga.

Redaccion Trome

Este Búho lo dijo en su momento: el viudo de Edita Guerrero nunca debió estar preso. Fue víctima de una ‘cortina de humo’ inhumana que lo convirtió primero en un prófugo y luego lo sepultó en prisión sin tener ninguna prueba real de que haya sido el responsable de la muerte de su esposa, que según el informe médico de la clínica donde se atendió, falleció por un aneurisma. Ante la declaración de un hermano de Edita, que refrendó ese diagnóstico, el Poder Judicial se retractó de su aberrante decisión de mandar encarcelar a Paul Olórtiga, quien se vio obligado a pasar a la clandestinidad y, después de su captura en Chaclacayo, estuvo en la cárcel dos meses y medio, pero ahora afrontará el proceso con comparecencia restringida.

Este Búho no puede creer que fue el mismísimo Fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia, quien en una conferencia de prensa crucificó a Olórtiga al presentarse con un equipo de especialistas de medicina legal, quienes sostuvieron increíblemente que al analizar el cadáver de Edita, se habrían encontrado indicios de que ella no murió por un aneurisma, sino ‘por golpes ocasionados por su esposo’. Eran solo palabras, pues no hubo una sola prueba que demostrara que su pareja hubiera agredido a la artista hasta causarle la muerte. Hay que recordar que Paul fue acusado inicialmente por anónimos, especulaciones, chismes de comadres y una campaña del hermano de Edita, Lorenzo Guerrero, el poderoso director del grupo cumbiambero.

Por este anuncio se produjo una cacería de brujas al viudo, que incluso sufrió el apedreamiento de su domicilio por una multitud alentada por los familiares de la cantante de Corazón Serrano. No le quedó otra que pasar a la clandestinidad porque afirmaba que su vida corría peligro si lo internaban en un penal piurano. Ahora lo libera la misma justicia que sin pruebas lo mandó encerrar con delincuentes peligrosos, por una venganza de la familia que no le perdonó el confesar una infidelidad a la finada, también por cuestiones de indemnización por el fallecimiento de la cantante, en su condición de viudo, y por la tenencia de sus pequeños hijos. Pero lo más inaudito es que, mientras el Poder Judicial piurano enmendaba su error, en Trujillo el Fiscal de la Nación daba otra conferencia de prensa donde no pidió disculpas por la abusiva campaña que inició su Ministerio Público, que terminó con la injusta detención del odontólogo.

Mas bien ¡anunció investigaciones a Manuel Burga y a un grupo de dirigentes de la federación de fútbol y entrenadores! Burga no es ningún santo y merece mucho más, pero creo que es otra cortina de humo para hacerse de la vista gorda y no intensificar la búsqueda del más grande mafioso de los últimos tiempos, Rodolfo Orellana, quien no solo tendría sus tentáculos en apropiación de inmuebles del Estado y particulares, sino en lavado de activos y en relaciones peligrosas con políticos acusados de encabezar mafias, como el expresidente regional César Álvarez. Tampoco dice esta boca es mía por el caso de Martín Belaunde, quien sigue haciendo negocios en la clandestinidad y todavía se pone desafiante y asegura: ‘yo nunca he cometido delitos y gratis no me voy a ir a la cárcel’. Qué conchudo. Apago el televisor.