Venezuela: La crisis del régimen chavista es revisada por ‘El Búho’

‘El Búho’ comenta la crisis en la que se hunde Venezuela a causa del gobierno chavista de Nicolás Maduro.

Redaccion Trome

Este Búho no puede dejar de pensar qué estarán pagando nuestros hermanos de Venezuela para vivir una desastrosa situación política, social y económica, sin parangón para un país que se preciaba de ser uno de los tres mayores consumidores de whisky en el mundo. El presidente Hugo Chávez, en momentos en que la crisis de Medio Oriente y los conflictos en Irán, Irak y Kuwait elevaron a niveles asombrosos el precio del barril de petróleo, sacaba pecho: ‘Los pobres venezolanos toman whisky’. Este columnista una vez, en pleno gobierno chavista, ya vislumbraba niveles de desorganización y hasta desidia entre los funcionarios, como en el aeropuerto, por ejemplo.

Los itinerarios no se cumplían y los pasajeros quedaban varados, pero siempre había una ‘solución’. Una guapa azafata de la aerolínea estatal sacaba botellas de whisky y unos sanguchitos para los pasajeros enardecidos. A las barriadas llegaban camiones del Ejército llevando cocinas, refrigeradores, carne, leche, arroz y azúcar, para los comités chavistas que se multiplicaban. Eran esas masas las que apoyaban a rabiar al comandante y marchaban fieras por las calles para apedrear a los locales de los diarios de oposición, para agredir a políticos que reclamaban democracia a un presidente que se había atornillado en el poder.

Hoy todo eso es un recuerdo lejano. El país está sumido en una guerra civil, pero no entre dos ejércitos. Uno, efectivamente, es conformado por la Policía y el Ejército, que apoyan al impopular e impresentable presidente Nicolás Maduro; y el otro, un ejército de hambrientos que se moviliza de noche, en la oscuridad total que produce los apagones, para saquear comercios en busca de comida. Hay una asociación de afectados por los apagones que ha denunciado que, hasta el momento se han producido 8,250 cortes de electricidad en todo el país. En una nación con un clima tropical con habitantes que ven un aparato de aire acondicionado como un artículo de primera necesidad, los hogares se convierten en un horno.

Ayer murió un comerciante baleado por un policía en el estado de Sucre. Era parte de esos ejércitos que salen a saquear supermercados, boticas y panaderías. Al principio eran pobladores de barriadas, marginales, pero cada vez se unen empleados, hasta profesionales, que no pueden comprar pañales para sus hijos, papel higiénico y, lo que es peor, medicinas. Resulta paradójico que Venezuela fuera la primera en implementar, en la zona del Caribe, tecnología de punta, con médicos ‘cerebritos’ cubanos, para combatir la malaria y la diabetes. Se daba el lujo de enviar doctores y medicinas a las zonas más pobres de Bolivia. Hoy los estantes de las farmacias están vacíos. Las protestas por esta escasez son desgarradoras.

Niñas enfermas de diabetes, cáncer, paperas, deshidratación o de simple sarampión, no tienen medicinas en los hospitales. Nicolás Maduro se ha puesto duro, la ministra de Salud asegura que están cubriendo el 75% de la producción de medicinas y que no pueden ni necesitan importarlas. Pero lo real es que, según un estudio de la propia Organización Mundial de la Salud, solo han producido 760 mil medicamentos, cuando para la realidad de un país desnutrido, que consume agua amarillenta y hedionda, deberían ponerse en farmacias 20 millones de medicamentos. En el plano político, el líder de la oposición, Leopoldo López, encarcelado desde hace 16 meses, interrumpió después de 30 días su huelga de hambre.

Ha presentado un recurso para que revoquen su injusta detención en una prisión militar, acusado de azuzar en las protestas populares que terminaron en masacres de estudiantes por fuerzas policiales y matones contratados por el gobierno chavista. Jorge Quiroga, expresidente de Bolivia, y Andrés Pastrana, exmandatario colombiano, le mandaron una carta. ‘Debes mantenerte vivo, para que sigas luchando por tu pueblo’. Venezuela se desangra, se consume de sed, de calor, a oscuras, sin medicinas.

En estos momentos de desesperación, desde las montañas del Sorte, en el estado de Yaracuy, miles hacen peregrinaciones hacia el cerro donde está la estatuia natural de la diosa más popular de la región: María Lionza. Sí, la diosa pagana de indios, negros y descendientes de hispanos. Todos acuden para pedirle ‘un milagrito’ al son de ese extraordinario tema que le dedicara Rubén Blades. Para muchos, solo un milagro puede salvar a la patria de Bolívar, llevada al despeñadero por el chavismo. Apago el televisor.

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