Es la historia de Matheus Ribeiro Simões, un mecánico brasileño de 31 años que vive en Piracicaba, San Pablo, y le contó al periódico O Globo cómo se tatuó en la pierna el abrumador resultado después de ver la terrible decepción que se llevó su hija Beatriz, de ocho años. (FOTO: G1 BRASIL)