El más grande tenor de todos los tiempos según la crítica especializada es Placido Domingo, quien nació en España el 21 de enero de 1941.
Con solo 18 años, debuta en la ópera y a los 20, tuvo su primer protagónico. Desde entonces, su carrera no ha hecho más que crecer e incluso ingresó a los Libros de los Récords Guinness por recibir el aplauso más largo: 80 minutos de ovación ininterrumpidos en la Ópera Estatal de Viena.
Sus padres eran cantantes de zarzuela, por eso el mundo de la música se le hizo familiar. Luego de una gira, deciden radicar en México, donde Plácido Domingo pasó de una actividad a otra: fue jugador de fútbol, quiso ser torero, intervino en comedias musicales y hasta recibió ofertas para hacer cine. Sin embargo, aprendió varias romanzas (fragmento musical de carácter sentimental) y dio una audición que lo llevó a ingresar de inmediato al conservatorio de la capital azteca.
En 1961, en Monterrey, llegaría su debut como protagonista, al interpretar a Alfredo en ‘La traviata’, ópera basada en la vida de una cortesana. El evento marcó el inicio de una carrera ascendente, puesto que el pianista hebreo mexicano José Cahan le informa que en el Teatro de la Ópera de Tel Aviv, en Israel, necesitaban un tenor. Plácido Domingo habló con su esposa, Marta Ornelas (también cantante), y juntos marcharon hasta ese país. Aunque el contrato era por seis meses, permanecieron dos años y seis meses. Participó en 280 funciones.
A partir de entonces recorrió las óperas de todas las capitales del mundo, donde destacó por el realismo de sus interpretaciones.
En asociación con su compatriota José Carreras y el italiano Luciano Pavarotti actuó en macroconciertos, bajo el epígrafe ‘Los tres tenores’. A partir de 1973, y cada vez con mayor frecuencia, se dedica también a la dirección de orquesta.
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