Cuando se detecta un caso de ‘bullying’ en el colegio, hay que detenerlo en el momento en que se produce. Según el estudio ‘Prevención e intervención educativa frente al acoso entre estudiantes’, del Ministerio de Educación, la primera herramienta para detectar este tipo de abuso es básicamente la observación.
Los docentes, auxiliares, personal administrativo y de servicio, estudiantes o padres de familia pueden observar ciertas señales de alerta, que pueden indicar un posible acoso entre estudiantes.
Ante esto, los directivos deben tomar medidas educativas y de protección inmediata para que no continúe el maltrato. Conversar con el o los agresores para establecer compromisos, prestar atención a lo que comentan, involucrar a los padres y realizar el seguimiento.
Con el estudiante agredido se debe garantizarse su seguridad para que comunique lo que pasa. Desarrollar sus habilidades sociales, fortalecer su círculo de amigos y dar tutoría y orientación individual.
Con el agresor o los agresores, hay que fomentar la reparación del daño causado. Por ejemplo, pedir disculpas en forma oral o escrita. Propiciar la reflexión para el reconocimiento de las consecuencias de su acción y que participen en la búsqueda de soluciones. Transmitirles el mensaje que no se tolerarán estas conductas e informarles las medidas a tomar si ellas
continúan. Realizar seguimiento.
Con los observadores se debe incentivar a que colaboren en la identificación de casos de ‘bullying’ y lo comuniquen para poner fin a este maltrato.
Enfatizar que comunicar no es delatar, sino contribuir a la prevención de la violencia. Es necesario también trabajar con los padres, tanto del agredido como del agresor, remarcando que no es una situación de ‘buenos’ y ‘malos’, sino un problema que afecta a todos, donde cada cual tiene una parte de responsabilidad.