Por: Michael Livia

Para una madre de familia, lo más importante es que nada le falte a sus hijos. Graciela Chaquipoma (35) es de esas mujeres que no cree en barreras cuando se trata de luchar por su familia.

Ella dejó de cocinar y lavar a domicilio para convertirse en mototaxista, oficio al que se dedica desde que tenía 19 años y gracias al cual ha podido sacar adelante a sus dos vástagos. Nosotros la visitamos en el mercado Conzac, de Los Olivos, y conocimos su historia.

¿Es difícil ser una mujer mototaxista?
En parte, sí. Porque todavía me molestan un poco por el género, sobre todo los conductores de autos que me dicen ‘vaya a cocinar’ o ‘vaya a lavar’. Pero, por otro lado, es bonito, porque los pasajeros siempre me felicitan y apoyan por no dejarme humillar ni minimizar por nadie.

¿A qué se dedicaba antes?
Antes, a mi casa. A veces cocinaba o lavaba para los vecinos y por ahí ganaba algo.

¿Cómo decide ofrecer el servicio de transporte de pasajeros?
Por mis hijitos. Bueno, por el mayor. Era muy chiquito cuando me separé de mi esposo y me urgía ganar dinero. Tenía un amigo que era mototaxista y le pedí que me enseñara. Yo sabía que podía hacerlo.

¿Hace cuánto tiempo empezó con su mototaxi?
Casi 16 años. Yo tenía 19, era muy joven. Acá mis compañeros se sorprendieron un poco al verme, porque era mujer y chiquilla.

¿Y realmente le sirvió de ayuda?
Sí, de mucha ayuda. Mi hijo, el mayor, ya termina el colegio este año. De no haber conseguido este trabajo, no sé qué hubiese sido de él.

Pero es un trabajo riesgoso…
Claro, porque la mototaxi es frágil y en Lima los conductores no respetan a las motos, no les importa hacerles daño.

¿Se imaginaba que la ayudaría a mejorar su vida?
Como todo trabajo, te ayuda a sostener la casa. Pero no me puedo quejar. Ahora yo tengo un niño de un añito y esta labor me permite tener plata y atenderlo.

¿Se volvió a casar?
Sí, hace poco. Mi hijo mayor va a ser policía y el más pequeño es mi segundo motor. Por él debo seguir esforzándome.

¿Cómo hace para cuidar a sus hijos y trabajar?
Mientras el mayor estaba en el colegio, yo trabajaba. A veces me acompañaba en el servicio, pero ahora, con el pequeño, mi mamá me está ayudando. El apoyo de ella es muy importante para mí.

Para una madre es muy difícil despegarse de sus hijos…
Claro, da mucha pena tener que dejarlos, pero todo esto es por ellos y por asegurarles su futuro.

¿De qué depende tener éxito en esta labor?
De ser trabajador, de esforzarse, de ganarse la confianza del cliente y darle un buen trato.

Veo que usted tiene sus caseros…
Claro, después de tanto tiempo los vecinos me conocen. Algunos salen del mercado y preguntan: ‘¿Dónde está Gracielita?’. Usted mismo lo ha escuchado (risas).

¿Cómo pasará el Día de la Madre?
El Día de la Madre , Con mi familia, tomando un rico desayuno, seguramente. Porque a mi mami también hay que engreírla. Tal vez me toque trabajar. Vamos a ver qué nos espera.