Lejos de mostrar alguna clase de arrepentimiento, luego de terminar en una comisaría por agredir a su pareja, Kike Suero siguió aferrándose a aquello que parece ser la causa de todos sus problemas personales: el alcohol.
Ni bien recobró su libertad, después de que Geraldine Quezada lo denunciara por maltratarla psicológicamente estando borracho, lo primero que hizo el cómico fue seguir tomando. Y, para colmo, lo hizo con su expareja Geraldine Quezada.
‘Amor, Amor, Amor’ lo siguió después de que abandonara la comisaría Sol de Oro, en Los Olivos, y lo encontró con una lata se cerveza en medio de la calle, al parecer contando algunos chistes ante los presentes.
Lo irónico es que Geraldine Quezada, en su momento, también lo denunció por agredirla, tomar de más y hacer vida de soltero. Pero a pesar de todo esto, el comediante insiste que no es alcohólico.