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Domingo 07 de mayo del 2006 | 09:00

'Si mi mamá estuviera viva le diría. perdón'

mesa solitaria del Bar Cordano, apoya su bastón en la silla. Manuel Acosta Ojeda, el gran compositor del inmortal vals 'Madre', ya tiene 76 años y camina con dificultad. Pide una Coca-Cola, pues quien fuera uno de los más grandes bohemios del país, desde hace algún tiempo está prohibido de tomar licor.
¿Cómo nace el tema 'Madre', convertido en un himno de estas fechas?
Creo que eso es muy importante y tal vez sea la primera vez que va a salir bien claro, porque a veces los periodistas se equivocan por el apuro. Juan Gonzalo Rose, señor poeta, decía que la canción que más le gustaba de todos mis temas era 'Madre'. Entonces le pregunto por qué y me dice 'por su sinceridad'. La letra la escribí en un bar que se llamaba 'El silletazo', porque las sillas paraban volando en la esquina de González Prada con Santa Rosa, en Surquillo. Yo cantaba regular y había serenatas, entonces hicimos un trío con Rómulo Palaviccini, Gerardo Hernández y yo, no se usaba cajón, eso era solamente para los negros. Teníamos bastante fama en Surquillo porque no había otro conjunto. Entonces nos daban trabajo y en las casas por una fiesta nos pagaban 20 ó 30 soles, pero nos servían unos buenos platos de arroz con pato. Entonces estábamos cantando después de una jarana, era sábado, víspera del 'Día de la madre'. Eran las 7, 8 de la mañana y la gente ya salía a comprar panetón, botellas de champán, chocolate, vino... Y yo pensé en mi bolsillo que estaba 'roto anímicamente', tenía miedo, entonces me dio mucha pena, mucha tristeza no poderle llevarle nada a mi mamá. Y en una cajetilla de cigarrillos Nacional, que era lo más barato del mundo, en la parte blanca empecé a escribir 'Madre, cuando recojas con tu frente mis besos...' Seguimos tomando y cantando y seguía pensando qué mal me había portado, en lugar de tener un trabajo para poder llevar a mi mamá al cine...
¿Y qué edad tenía usted entonces?
Veinte años, a esa edad quién lo frena a uno. Y seguí escribiendo en la cajetilla, cada vez más emocionado. La canción fue sincera porque la hice antes de que fuera famoso. Yo escribí para mi mamá, una mujer sencilla, y a las once de la mañana terminé la letra y la guardé en mi bolsillo y me fui a la casa porque me sentía muy emocionado. Mi padre casi se desmaya porque yo cuando salía el viernes, siempre llegaba martes. Estaba sano y pasé linda la tarde con mi familia y nos fuimos al cementerio a ver a mis abuelos. Ya después la seguí, cuando pasó el 'Día de la madre', ja, ja, ja.
¿Pero cómo se grabó la canción?
Ahí se quedó la nota en el saco viejo. Tenía dos, uno viejo y el otro más viejo. De repente en el año 55 hago 'Un atardecer', que lo tocaron con éxito en Radio Nacional. Lo empezaron cantar 'Los Chamas' y en todas las radios, luego se cantó a nivel mundial porque Gladys Zender fue elegida Miss Universo y cuando le preguntaron sobre sus gustos musicales dijo: 'Un atardecer' de Manuel Acosta Ojeda, por 'Los Chamas'. Así corrió la voz por todo el periodismo de esa época. Ya todos me llamaban, entonces venía el 'Día de la madre' y me acordé. Busqué mi saco viejo, boté las polillas, saqué la letra y le puse música. Los hermanos Gómez, de 'Los Chamas', me dijeron que si la cantaba otro, no me hablarían nunca más. La canción estuvo en el clóset un año mientras la ensayamos en las noches para que nadie se entere. La cantaron en vivo en radio La Crónica, en el segundo párrafo Oscar Ríos Bromley, 'Pajarito', que era la voz de 'Los Chamas', se pone a llorar; Washington Gómez se quedó mirándolo y también se puso a llorar; Orlando, que no lloraba ni picando cebolla, también rompió a llorar; el público lloraba y yo fumaba como fiera para no llorar hasta que acabé llorando también. Se repitió 3 veces.
¿Su madre qué sintió?
¡Ah! cuando la escuchó, casi se muere, al igual que mi papá, porque fue muy emocionante.
¿Y cómo aguantaba la señora a un hijo tan bohemio?
Uyy...recontra malogrado era yo. Pero la suerte era que tenía teléfono desde antes de nacer, era el 266, de tres números nomás. Entonces de donde estaba jaraneándome buscaba un teléfono, la llamaba para que sepa que estaba vivo... pucha cuando me acuerdo, me dan ganas de llorar. Llegaba tarde, pero siempre llegaba.
¿Desde qué edad se jaraneaba usted?
Uyy... desde los 14 años.
¿Cuáles eran sus bares preferidos?
En el centro de Lima, en la Colmena, cerca de Azángaro y al Parque Universitario, estaba El Palermo. Era increíble, creo que nunca ha habido nada igual en América Latina. La gente llegaba de otros países, periodistas, intelectuales, músicos, iban a El Palermo. No había dos mesas homogéneas. La gente de San Marcos se miraba con la gente de la Cantuta por ejemplo, gruñían. La gente de la Católica se iba a un sitio especial, el más pituco; no había otras universidades. Cada mesa tenía su poeta. Ahí conocí al poeta Martín Adán, era huraño, hosco como él solo, no saludaba a nadie. Si no iba con Gonzalo Rose no me daba la mano. Gonzalo se le acercó y le dijo: 'Maestro', él contestó 'hola Gonzalo' y me miró a mí como a un perro. Gonzalo le dice 'él es un amigo' y respondió 'ya tengo muchos' o algo así. Gonzalo le dijo 'él tiene canciones bien bonitas' y él contestó 'yo no canto'. Entonces le cantó un pedacito de 'Un atardecer' y me invitó a tomar asiento. Tomamos un vaso de cerveza y nunca más hablé con él. Así sea verano, siempre paraba con un abrigo, no hablaba con nadie.
¿Sigue tomando sus traguitos?
Ya no puedo. Pero nunca fui borracho porque borracho es el que se emborracha, yo era bebedor. Tenía buena consistencia.
¿En todos estos años, algún Gobierno le ha dado un reconocimiento?
Bueno, sí, el año pasado Juan Sheput, ministro de Trabajo, me dio no sé qué Orden, una Orden grandaza.
¿Alguna ayuda financiera ha recibido?
No, no, felizmente no. Hace daño.
Ahora usted está un poco delicado de salud...
Sí, pero mucho mejor que antes. La columna me molesta, ya tengo 76.
Tiene 76 años, ¿le teme a la muerte?
No, porque es inevitable. Si pudiera evitarla, sí tendría miedo. Mientras más piensa uno en la muerte, más quiere la vida, ¿no?
No es una despedida, pero ¿se va satisfecho de esta vida?
No, creo que podía hacer mucho más, pero el tiempo lo dirá. Estoy estudiando la cuestión ésta del Internet, la vaina ésa. Pero me siento muy contento de haber aportado algo.
¿Cuánto tiempo lleva con su actual mujer, Rebeca Román?
Ya van a ser 40 años.
¿La conquistó cantando?
Eso es muy interesante. Yo, el año 68 que la conozco, ya no sabía dónde meter diplomas ni medallas, ya había estado en Europa, en medio mundo y me daban homenajes por doquier, salía en revistas extranjeras y hasta películas hice; y entonces cuando conozco a mi esposa, muy linda, ella no sabía ni mi vals 'Madre', ni una canción mía. Me quedé asombrado porque yo paraba en San Marcos, la UNI, y las chicas suspiraban, yo cantaba regular y no tenía las arrugas que tengo ahora. La conocí, nos hicimos amigos y me enamoré porque era una mujer muy fuerte, muy valiente. Es una mezclade la Margaret Thatcher, con Martha Hildebrandt y un poco de Victoria Santa Cruz, un poco TNT, pero eso me hace bien, me controla.
¿Si tuviera a su madre viva qué le diría en su día?
Bueno, eso es una utopía porque es imposible, pero en el supuesto caso que ocurriera ese milagro todo lo que podría decirle es... perdón.

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