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Domingo 06 de marzo del 2011 | 07:33

Pobre chinito

El Chato Matta dice que el Chino del Callao extraña las noches de lujuria.

El Chato Matta llegó al restaurante por un espectacular arroz
con pollo. “María, el Chino del Callao me fue a buscar y me invitó
media res de pisco. “Chato, en ti sí se puede confiar. Eres caballero.
No sé qué me pasa. Tengo buen trabajo, me pagan bien y puntual. Acabo de comprarme mi carrito y me voy a casar con mi novia Adelita, que es de casa, pero siento que me falta algo. Creo que tantos años de caminar con Pancholón me han “podrido”. Extraño los calzoncitos sucios, esas noches de lujuria, con olor a perfume bamba y tinte barato de las “canallas”. La cochinadita me jala. El jueves pasado, mi enamorada me dijo que se iba a una reunión familiar y me dejó la “cancha libre”. A las 11 de la noche bajé al “Tumbao” y me encontré con Pancholón en la zona VIP. Estaba con dos hermanitas de Pucallpa, Anita y Signey. Me hicieron sitio en la mesa y me pidieron que ponga una ronda. Como siempre, Pancholón se apuntó con el dedo en el cuello, estaba “aguja”. Al rato, una de las hermanitas que tenía el cuerpo de Shakira, me sacó a bailar y en la pista me puso toda su “cosita”. Sentí la pegada,aluciné que hacíamos el amor.

“Chino -me dijo Anita-, ya estamos hartas de Pancholón. Nunca
pone ni una jarra. No es justo que tú solo pongas el trago y el chicharrón de pollo. Encima, ya está viejo y mal de la próstata. Esta noche lo vamos a abrir y estaremos contigo, pero en un sitio más íntimo que no sea La Posada, porque hay muchos sapos. Vamos con mi hermanita a otro “nidito de amor”. Te vamos a bailar una danza árabe y cumplirás esa fantasía que le contaste a Pancho: hacer un trío antes de casarte”.

Pagué la cuenta y subí a mi carro. Que se joda Pancholón. Las hermanitas salieron corriendo y enrumbamos a un “telo” por la playa. Al toque me quedé como Adán. “Chino, dijo la más flaquita, voy a pedir tres cubas libres. Yo misma voy a bajar para que le echen bastante ron y salió dejándome con su hermana que empezaba a desvestirse mientras bailaba perreo y se quedaba en un hilo dental rosadito. Me emocioné más porque soy fanático del Boys. “Es mi color favorito”, le dije. Mi “muñeco” estaba reventando, pero llegó la hermana y me dio un piquito y el trago en la boquita. Después ya no me acuerdo de nada. Bueno, sí, alguito. Estaba echado en la cama y vi cómo las hermanas bolsiqueaban mi pantalón, abrían mi billetera y ponían la plata y mi celular en su cartera. No sé qué le habían echado al trago, pero yo no podía mover ni un dedo. Cuando quise gritar, me salió espuma por la boca. En ese momento se abrió la puerta e ingresó Pancholón medio calato. Se metió un chape con una de las hermanas y la echó en la cama. Borroso vi que le daba con todo y ella gritaba “ah, ah, ah”. Después, ya no recuerdo nada.

Cuando desperté, no tenía ni un dólar, ni celular, ni mis zapatillas
Nike que me vendieron Los Charlies. Al cuartelero tuve que dejarle
mi DNI para que me preste 10 soles y unas sayonaras para regresar a
mi casa. Nunca imaginé que Pancholón me iba a traicionar de esa
manera””. Pucha, ese Chino debería retirarse de las chicas malas.
Siempre lo engañan. Me voy, cuídense.