'Cigarrito'

El fotógrafo Gary habla el veterano periodista político ‘Cigarrito’.

El fotógrafo Gary habla el veterano periodista político ‘Cigarrito’.

El fotógrafo Gary habla el veterano periodista político ‘Cigarrito’.

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Seño María

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su chita frita con mariscos y una porción de arroz blanco graneadito. “María, me vino a buscar el veterano periodista de Política, ‘Cigarrito’. Cuando lo veo, me da risa. El genial fotógrafo Carlos ‘Chino’ Domínguez le puso el chaplín: ‘Este parece un cigarrito caminando’, dijo y se quedó así para toda la vida. Como hacía Política, hasta los presidentes, como Morales Bermúdez y Alan García, lo llamaban por su chapa. Mi amigo, cuando era un referente en el diario de inicios de los años 90, me apoyaba y llevaba a comer al ‘Superba’. Claro, lo hacía con su segunda, porque yo paraba con las redactoras más espectaculares del diario. Las preciosas Lucía y Diana, la rubia que tenía el mejor trasero del periodismo peruano, con ojos azules como el mar del Caribe. ‘Cigarrito’ me decía: ‘Gary, te invito un cau cau en el Superba… pero lleva a Lucía y Dianita’. Ellas iban encantadas, porque en ese restaurante iba a almorzar el gran escritor Alfredo Bryce, cuando estaba de paso por Lima. El novelista pedía un piqueo criollo (olluquito, cau cau, sangrecita y escabeche). Y tomaba sus copitas de pisco. En eso veía con ojillos de lince a estas preciosuras que estaban con un chibolo y un tío más flaco que esos morenos que salían en las fotos de ayuda humanitaria por la hambruna en África.

Entonces el escritor de ‘Un mundo para Julius’ aprovechaba que mi amigo se iba al baño y llegaba con dos pisco sours en la mano. ‘Dos bellezas, como ustedes, no deberían tomar cerveza porque sus cuerpos perfectos pueden engordar alguito. Un pisquito siempre les ayudará a conservar la línea’, les decía. Las chicas estaban encantadas. En verdad, Diana no había leído al maestro, pero Lucía era amiga del hijo de Lucas de Tramontana, uno de los amigos pituquitos de la infancia de Bryce, que el escritor menciona en sus cuentos. Cuando llegaba ‘Cigarrito’, ya el escritor las tenía comiendo de su mano. Yo, felizmente, había leído ‘Un mundo para Julius’ y ‘Tantas veces Pedro’, así que lo ametrallaba con preguntas y el escritor se lucía. ‘Cigarrito’ estaba molesto, tomaba sus chelas en silencio, con los ojos inyectados por los celos. Las chicas le daban teléfonos al novelista, direcciones de la casa. ‘A ustedes las voy a invitar en limusina’. Cuando me fui al baño, ya era de noche. Llegó, efectivamente, una limusina y el escritor se fue con las dos reporteras. Mi amigo estaba más borracho que yo. ‘No es justo, yo soy el mejor redactor de Política del Perú’, me repetía enojado. Pucha, allí la vida me dio las primeras lecciones. Había periodistas que podían ser unos ‘tigres’ en su campo, pero no habían leído muchos libros. De esa anécdota me acuerdo hoy, precisamente porque hay un candidato a la Presidencia dueño de universidades, que se ufana de no haber leído ningún libro”. Pucha, qué tales historias. Me voy, cuídense.