Este Búho considera a Julio Ramón Ribeyro como uno de los mejores cuentistas de habla hispana. ‘La palabra del mudo’ siempre estará en mi cabecera. Nunca como hoy nuestro escritor está de moda. A 20 años de su sensible fallecimiento, se habla en el país más de él que de Mario Vargas Llosa. Claro, mucho tiene que ver la inminente publicación de un libro sobre su vida, ojo, sobre los episodios de su quehacer cotidiano, que permanecieron ‘mudos’ ante los lectores, críticos y ante él mismo, porque nunca los consignó en sus diarios reunidos en ‘La tentación del fracaso’. Daniel Titinger, quien se define como un ‘ribeyrano, al que admira al punto de ebullición’, logró que una universidad chilena le financie una tarea que le costó sangre, sudor y lágrimas. Escribir un libro titulado ‘Un hombre flaco’, donde se embarca en la tarea de ‘humanizar’ a un personaje idolatrado por sus lectores, y lo hace con la convicción de llegar hasta las últimas consecuencias, aun corriendo el riesgo de terminar vapuleado por sus seguidores más fanáticos. Más aún, si se sumerge en el mundo cerrado de un escritor legendario por su perfil bajo y por la nula exposición de su vida privada. Este columnista cree que los verdaderos seguidores de Ribeyro agradecerán el trabajo de Titinger, que contó, en una relación de increíble solidaridad entre colegas, con el apoyo del principal biógrafo de Julio Ramón, el sanmarquino Jorge Coaguila, el primero que logró penetrar ese ‘Muro de Berlín’ que construyó el autor de ‘La palabra del mudo’ en torno a su vida. Algo sedujo a Coaguila, ‘Coaguita’ para sus amigos, quien también prepara una biografía del escritor, para que se animara a ‘cruzar el charco’ con Titinger. Juntos recorrieron los pasos del literato por librerías, hoteles, bares, universidades y fondas de Europa, hasta llegar a conversar con su temida viuda, Alida Cordero. Sostengo que el autor del libro ‘Un hombre flaco’ no debe sentir que comete ‘infidencias’. Era un secreto a voces que Ribeyro sufrió mucho en su relación con una mujer autoritaria. Titinger revela, por primera vez, el nombre de la amante con la que Julio Ramón pasó los últimos días de su vida, ‘Anita’, de la cual murió enamorado. ‘Estaba asustado con esa entrevista (a la viuda) – revela Titinger -, pensaba entrar y encontrarme con todas esas cosas malas que me habían dicho de ella. Sin embargo, Alida fue generosa conmigo y con Coaguila (…) Quítale la palabra amor, si quieres, pero fue generosa con su esposo hasta el último (…). Está bien que se haya enamorado – dijo Alida -, que haya sido feliz’…
Según Titinger, el objetivo de su libro es borrar la imagen que muchos tienen del escritor. Como si fuera un calco de los propios personajes de sus cuentos. Según su flamante biógrafo, ‘sí se parecía a un personaje de uno de sus cuentos, pero era más una ilusión óptica (…), era tímido, es verdad. Sin embargo, podía ser un tipo muy apasionado’. A Julio Ramón le gustaba bailar canciones de Juan Luis Guerra y escuchar a Oscar de León. Le agradaba jugar pimpón con sus sobrinos, cantar boleros en karaoke, ver fútbol e hinchar a la ‘U’. Salía a montar bicicleta, tomar y hasta navegar con sus amigos más jóvenes (como los escritores Willy Niño de Guzmán, Fernando Ampuero o Antonio Cisneros, N. de E.B.). Al final de su vida conoció la fama y le gustó. Fue un hombre feliz. Cuando llegó a inicios de los 80, invitado por el Banco Continental a su auditorio en San Isidro. Gracias a mi amiga, la poeta Tatiana Berger, logramos conseguir una ubicación privilegiada. Vi los ojos del escritor. Estaba sorprendido, fascinado. Debió rejuvenecerlo ingresar en plan de estrella. Comprobar que tenía un vasto público joven, fresco, que lo leía como culto. En 1992 regresó a vivir definitivamente en el Perú, en Barranco. Tuvo otro retorno triunfal, cuando presentó ‘La tentación del fracaso’. El tema de ‘Anita, la amante de Ribeyro’ seguramente será el caballito de batalla para quienes acusarán a Daniel de envainar una espada profana. Por favor, la biógrafa autorizada de Ernesto Sábato, su amiga Julia Constenla, escribió la más completa biografía del autor de ‘El túnel’ y reveló los nombres de las amantes de un hombre de igual perfil bajo como Ribeyro. Mayor escándalo aún causó, en México, la escritora argentina Reina Roffé, que publicó una biografía no autorizada de Juan Rulfo, quien se casó con su novia de juventud y tuvo cuatro hijos, donde reveló no solo que tenía una amante argentina que vivía en España, sino que pasó varios años presa de la enfermedad del alcoholismo, de la que se curó al final de su vida. Los grandes intelectuales son seres humanos, como Julio Ramón. Apago el televisor.