La mafia no perdona. Este Búho lo dijo. La cabeza de Gerald Oropeza tenía precio: Sesenta mil dólares. Esa bolsa está intacta, por eso el ‘Tony Montana’ peruano sufre. Está aislado en el penal de Ancón, pero allí también están los que dinamitaron su camioneta Porsche, con el objetivo de asesinarlo. Las historias y películas sobre la mafia tienen lugares comunes a los del clan y recuerdo algunas de las más memorables.
EL PADRINO (1972): Para la mafia italiana no hay peor cosa que la traición. Paulie Gatto era el chofer-guardaespaldas de El Padrino. Días antes del atentado contra su vida, se hizo el resfriado. El día que acribillaron al Don, no fue a trabajar pretextando enfermedad. El hijo del Don, Sonny, cuando hacía la lista de rivales a asesinar por el atentado, ordenó: “Pon a Paulie primero en la lista. No quiero ver nunca más a ese traidor”. Lo mataron en un descampado en la carretera y dejaron su cuerpo, para que los rivales supieran con cuánta rapidez habían descubierto a la ‘rata’.
BUENOS MUCHACHOS (1990): Scorsese nos presenta una mafia ochentera. Tommy DeVito (Joe Pesci) había asesinado a otro mafioso importante, Billy Batts, solo porque le dijo, en son de burla, que éste, de niño, le lustraba los zapatos. Con ayuda de Henry (Ray Liotta) y Jimmy Conway (Robert de Niro ) acabaron con él a golpes, cuchillazos, balazos y lo enterraron para que nunca lo encontraran. Cuando los capos citaron a solas a Tommy, para incorporarlo como miembro oficial de la organización, el gángster estaba feliz, pero al llegar lo recibieron a balazos en la nunca y rostro. Moraleja: No se mata a otro miembro de la organización, sin antes pedir permiso.
LOS INFILTRADOS (2006): Un casting de lujo: Jack Nicholson, como Frank Costello, es un mafioso que formó desde niño a Colin Sullivan (Matt Damon) para que ingrese a la Policía y se convierta en un ‘topo’ de la organización. William Costigan (Leonardo DiCaprio) es un policía sacrificado que se infiltra en el grupo de Costello. Mientras el policía bueno trata de proteger su identidad y capturar a Costello, el malo, Sullivan, se dedica a averiguar quién es el infiltrado, para informarle al mafioso. Al final gana el malo y asesina a Costigan y todavía queda como héroe, porque también liquidó a su jefe Costello, para que no lo delate. Pero un policía honesto, el sargento Dignam (Mark Wahlberg ), se introduce en el departamento de Sullivan y lo acribilla con una pistola con silenciador. La última escena presenta una rata en un primer plano, paseándose por la ventana del departamento del mal policía, que murió como lo que era, una ‘rata’.
ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA (1983): Para el último, la más poética, sentimental y entrañable. El testamento cinematográfico del gran Sergio Leone. Que se hubiera convertido en un fracaso de taquilla, porque el maestro insistió en que durara casi cuatro horas y se presentara en dos partes en una misma función, no le quita su carácter de obra maestra. Detrás de las balas, los gritos de dolor de los heridos, muertos y el llanto de los torturados, estaba la bellísima melodía de Ennio Morricone, responsable de una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine. Es la historia de cuatro chicos en una Nueva York de inicios del siglo XX, hasta que llegan a la adultez como consumados mafiosos, sin escrúpulos ni piedad, y Deborah, su musa desde la niñez, encarnada por una debutante y hermosa niña: Jennifer Connelly y una guapísima Elizabeth McGovern, de adulta. Dos gigantes en los papeles principales: Noodles (Robert de Niro) y Max (James Woods). La amistad y la traición son dos caras de la misma moneda cuando hablamos de mafiosos. Apago el televisor.
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