Más sobre:

Ciencia

Si hoy sabemos que existieron dinosaurios y animales prehistóricos, no es porque alguien vivió lo suficiente como para contarnos sus experiencias con ellos, sino porque estos seres vivos dejaron sus restos o marcas alrededor del mundo. A estos despojos de animales extintos se les llama fósiles y la ciencia encargada de estudiarlos es la paleontología.

Aunque los fósiles más comunes son los de animales cuyo sistema óseo o esqueleto ha logrado superar la descomposición, existen también de invertebrados (insectos) y de plantas, los cuales fueron hallados enteros o fragmentados. También se considera un vestigio de este tipo a los huevos, nidos, excrementos y huellas.

Muchos investigadores estiman que el resto de un ser vivo debe tener más de 11 mil años para ser considerado como fósil. Estos se clasifican en:

SOMATOFÓSILES. Son los que más llaman la atención, ya que están compuestos por las partes de un ser extinto, como los dientes, los caparazones, los troncos y las hojas.

ICNOFÓSILES. Son los indicios de que un ser vivo estuvo en un lugar determinado, como las huellas, las heces, las cáscaras de huevos, los refugios y las cuevas.

Su hallazgo siempre causa tal fascinación que va más allá de la comunidad científica.

Es por eso que muchas personas, sin ser paleontólogos, acuden a los museos para apreciar estos restos y conocer más de ellos.

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter, y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.