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Cobrador, chofer de bus y estrella de huayno

Es Raúl Salís cuando cruza las pistas caóticas de Lima. Se convierte en Raulito Solís al cantar entre melodiosos acordes del arpa.
Alcanzar el equilibrio entre deber y pasión requiere de una maestría que pocos logran. Él soñó, luchó y lo consiguió.

Trome conoció a Raúl Salís, el chofer-cobrador de Carabayllo que pone a bailar a Lima Norte a ritmo de su música folclórica. 

 Es la última vuelta que Raúl Salís (40) dará con su bus. Ha pasado doce largas horas como chofer-cobrador. Tras medio día de soportar el caótico tráfico capitalino y el sofocante calor del verano, por fin, este padre de familia llega a su paradero final y apaga el motor de su herramienta de trabajo. Viene lo bueno, ahora toca dedicarse a su pasión: la música. Raúl cambia esa camisa color verde pacay por otra de color negro, se pondrá un chaleco blanco lleno de brillo y se convertirá en ‘Raulito Solís’, vocalista de la agrupación folclórica ‘Los Románticos de Huaral’.


Ya en el escenario y con micrófono en mano, el cansancio y el estrés quedan de lado. El calor del bus, los pasajeros malcriados o los taxis que invaden de sorpresa el carril dejan de existir. El arpa suena y él solo piensa en cantar y zapatear junto al público que ha ido a escucharlo, a verlo, a sentirlo.

“A veces termino 'muerto' después de manejar, pero mis conciertos me devuelven el alma y la energía, esta es mi pasión”, confiesa.

Y es que cuando la música suena, Raulito, Raulito Solís, parece volver a nacer. Esos zapatos que había lustrado con tanto esmero para disfrazar el trajín de su rutina de transportista, se envuelven con el polvo que sus propios pies levantaban al zapatear.


Las historias de amor y desamor de cada una de las canciones que interpreta, las siente como suyas. “Estas letras tienen mucho sentimiento, por eso cuando canto, siento que la historia es mía”, revela el cantante.

La primera vez que pisó un escenario fue a los ocho años en su querido Huaral, al norte de Lima. Pensó en dedicarse por siempre a este arte, pero al llegar a la capital se dio cuenta de que no había tiempo ni dinero para cantar. El transporte público fue su salvación para sobrevivir en la nueva y mezquina ciudad.

"Todos los días iba y venía en mi bus. Ya tengo 20 años en esto. Mi ruta va desde Carabayllo hasta la avenida Brasil, es un trabajo desgastante, pero debo trabajar y seguir adelante", dice.

¿Y cuándo volvió a la música?

Un día, entre los más de 300 pasajeros que suben a su vehículo, identificó una cara conocida, la de su amigo de la infancia: José, el arpista. Los recuerdos y la nostalgia que llegaron con este emocionante reencuentro removieron esos sueños que creía perdidos. No lo pensaron dos veces, decidieron unirse para volver a brillar sobre el escenario. Fue así que el mundo del folclore vio nacer a ‘Los Románticos de Huaral’.

“Jamás pensé que volvería a subir a una tarima, desde que empecé a trabajar, desde que nació el primero de mis seis hijos, desde que le cerré las puertas por primera vez a mi arte, no pensé volver a cantar para mi público”, confiesa ‘Raulito’ con mucha emoción. Desde aquel momento, vio cómo sus ilusiones se convertían en metas, sus días dejaron de ser parte de la rutina y se convirtieron en una emocionante aventura que iniciaba en las pistas y terminaba en los escenarios. Él es Raúl Salís. De aquellos que te piden ‘pagar con sencillo’, de los que te dicen ‘avance al fondo’, de los que escuchan salsa y cumbia para amenizar la ruta. Raúl Salís, el maestro del equilibrio entre deber y pasión. ‘Raulito Solís’, el romántico del volante.

Cuando el sentimiento se convierte en arte.

trome.pe
Textos: Michael Livia | Fotos: Lenin Tadeo | Edición de video: Percy Vargas
Editor de diseño y Web: Billy A. Cassalli.
Editor web: Herbert Holguín 
Director: Carlos Espinoza Olcay

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