El Búho recuerda a uno de los líderes fundadores de la “Trinchera Norte”.
Los barrabravas están en el ojo de la tormenta. Aldo Miyashiro no se salvó del cargamontón y muchos, por el inefable Twitter, le dijeron de todo. Le recordaron que hizo una miniserie sobre la vida de “Misterio”, un líder de la “Trinchera norte” que se mató de un balazo en la cabeza cuando jugaba a la “Ruleta rusa”, durante una encerrona con alcohol y drogas. Los jóvenes sí están familiarizados con “Misterio”, pues la miniserie del “Chino” contó con un gran reparto, haciendo del líder de la “Trinchera” nada menos que Pietro Sibille, Aldo Miyashiro como su gran amigo “Caradura” y con una pléyade de prometedores actores como Pablo Saldarriaga (Burrito), Emilram Cossío (El nene), Norka Ramírez (Juanita), Denisse Arregui (Claudia), Sergio Galliani (Carlos) y Érika Villalobos (Naya), entre otros. Era la historia de Percy, un joven de clase media y con trabajo estable que, junto a su amigo “Caradura”, se juntan con otros hinchas de la “U”. Ellos ingresarán al mundo de los barrabravas, el alcohol, el amor y las drogas. Pero la verdadera historia del líder de la “Trinchera” fue otra y esa no la conoce la mayoría. A inicios de los 80, la sociedad peruana no podía ser más violenta. Sendero iniciaba su guerra en la ciudad y los coches bomba eran cosa de todos los días. Una barrabrava se había formado en la “Tribuna norte” y no dudaban en agarrarse a pedradas y cadenazos con la de Alianza Lima. En Mangomarca, San Juan de Lurigancho, vivía Percy Rodríguez Marchand, un muchacho huérfano al que criaba la hermana de su madre. Todos sus primos eran tranquilos e hinchas de Cristal. Percy era un diablillo y les sacaba canas verdes a sus tíos, quienes lo corregían con fiereza. Ese resentimiento lo llevó a hacerse hincha de la “U”. Cuando llegó a Norte solo había 20 jóvenes fundadores. Se hizo notar por sus condiciones de mechador y bronquero, y pasó a formar el grupo de los “pastrulos” de la Trinchera “El dengue U norte”, un grupo dentro de la barra integrada en su totalidad por “pasteleros”. Fue allí donde también se destacó por su bravura para enfrentar a las bandas rivales, sobre todo con las de Alianza Lima. “A veces se metía solo. Era loco, pero se hacía respetar”, cuentan los barristas. Cosa curiosa, simultáneamente, trabajó en la Bolsa de Valores con camisa y corbata. En 1994, “Misterio” se juntó con los cuatro más temidos líderes de la “Trinchera” y dieron un golpe de estado derrocando a la nueva directiva. Entre los que dieron ese golpe estaba el ahora conocido “Cholo Payet”. Sin embargo, “La cúpula” cometió malos manejos. “La gente me puso las pilas -contó Misterio- para romper a “La cúpula” y ser presidente. Les hice caso y gané, 34 a 28 votos. Votaron los 15 antiguos que quedamos y todos los jefes de grupo, nadie más”. En esta curiosa democracia, el presidente “Misterio” comenzó a sufrir la llamada “soledad del poder”. Tenía el cargo, plata, respeto, pero empezó a recibir regalos de un obeso dirigente crema. “Una botella de whisky diaria y una bolsa de cocaína”, según me contó uno de sus amigos del Rímac. “Él ayudaba a los demás a que salgan de la pasta, de los mixtos, pero no veía en lo que él estaba cayendo”. Ya se había mudado a Jesús María, en la mesocrática calle Mello Franco. También se había comprado una pistola. Había terminado con su enamorada de toda la vida. El cuarto con TV, VHS y frigobar no lo llenaba. Quería reelegirse en la “Trinchera”. No pudo cumplir su deseo. Empezó a imitar el suicida juego que acabó con la vida de otro barrista crema: “Ruckelly”, quien se voló la cabeza jugando a la ruleta rusa. Esa mañana, delante de cuatro jóvenes resaqueados, quitó las balas de su “Magnum” y colocó una. Rastrilló e hizo clic. Nada. La segunda apuntó a la barriga de uno de ellos. Nada. “¡Guarda loco, con eso no se juega!” La tercera. ¡Pum! Pasó de ser un barrista a una leyenda negra. Apago el televisor.