El Búho dice que nunca desvaloricen a sus parejas y que las apariencias engañan.
A veces, la ficción supera a la realidad. Este Búho asiste sorprendido al hundimiento del gigantesco crucero “Costa Concordia”, frente a una isla en Italia. Esa tragedia me hizo recordar una película emblemática. No es “Titanic” ni “La aventura del Poseidón”. El filme que me impresionó, y que se desarrolló íntegramente en un crucero, se llama “Luna de hiel (Bitter moon)” de ese genio retorcido llamado Roman Polanski. Solo un cineasta de su calibre pudo filmar esa película y todavía poner a su espectacular esposa Emmanuelle Seigner como protagonista. La película, estrenada en 1992, comienza con una pareja de jóvenes esposos ingleses, Nigel (Hugh Grant) y Fiona Dobson (Kristin Scott Thomas), que está en la cubierta del barco y se les cruza un tremendo hembrón en minifalda que vuelve loco a Nigel.
Mimi (Emmanuelle), así se llama la joven, juega con el mongo Nigel, hasta que le presenta a su esposo Oscar (Peter Coyote), un escritor norteamericano en silla de ruedas que, sin descaro, le habla de las bondades de su mujer y le dice que puede poseerla nomás, pero tiene que apurarse porque el capitán y varios pasajeros ya “te están adelantando, ja, ja, ja”. Nigel, el típico gentleman inglés, se horroriza con el personaje, pero a la vez se siente atraído por sus relatos y pasa toda las noches escuchando las alucinantes historias de su matrimonio con Mimi.
Oscar le cuenta que de joven viajó a París para ser escritor. Allí conoció, en un bus, a una muchacha preciosa a quien le pagó el pasaje. Ella es camarera e inicia una relación sadomasoquista con Oscar. Mimi es su esclava y hace todo lo que quiere. “Pasábamos las 24 horas teniendo sexo, sin comer ni dormir”. Pero el escritor es mujeriego y Mimi, que no tiene su cultura, lo avergüenza en sus reuniones con la intelectualidad parisina. Oscar la humilla, le saca la vuelta en su cara, la bota como a un perro, pero Mimi no lo quiere dejar. Le llora, le suplica, hasta se quiere matar. Oscar, en su desesperación, le dice que la va a llevar al Caribe de vacaciones.
En el aeropuerto, cuando ya han subido al avión, Oscar le dice que olvidó un paquete en el counter: “Ahorita vuelvo”. Cruelmente, el norteamericano ve cómo el avión se va con Mimi y esta llora de impotencia a 10 mil metros de altitud. Ya libre del lastre de Mimi, Oscar vive la vida loca en París. Pero lo atropella un carro. En el hospital, se le aparece una espectacular Mimi que le lleva rosas y acciona la cama para que a este se le rompa la columna vertebral. Oscar queda lisiado de por vida, solo, sin familia, pero Mimi le dice: “Ahora ya no te podrás separar de mí. Yo te cuidaré para siempre, pero primero vamos a casarnos”.
Así, Mimi se convierte en la protectora de Oscar, a quien le da de comer y debe llevar al baño. Solo unos días después, ella se va todas las noches y regresa con jóvenes negros con los que baila y hace el amor ¡¡en la cara de Oscar!! que llora. Oscar termina su relato y Nigel, el inglés, está anonadado. Se va a buscar a Mimi y se le declara, y le roba un beso.
Fiona, su esposa, está amarga y sospecha algo. En la fiesta de Año Nuevo se produce una escena espectacular, al ritmo de la canción “Slave to love” del gran Bryan Ferry. Mimi se mete un baile sensual ¡¡con Fiona!! Terminan besándose ante el asombro de los asistentes. Oscar le confiesa a Nigel: “Yo pensaba que tú serías la pareja de Mimi, pero veo que tu esposa es un volcán”. Se produce un amago de naufragio y todos se van al suelo. La pareja de lesbis se escabulle.
Nigel busca a su esposa e ingresa al camarote de Oscar y Mimi. Lo que ve, lo loquea. Mimi y Fiona están desnudas. Al costado, Oscar. “Nigel, lo que te perdiste. Fue una espectacular demostración de amor de mujeres…”. Una gran lección. Nunca desvaloricen a sus parejas. Las apariencias engañan. Apago el televisor.