'Cigarrito'

El mítico periodista de policías sostiene que el Perú es una potencia pesquera y el primer promotor de harina de pescado.

Redaccion Trome

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El fotógrafo Gary llegó al restaurante por sus tallarines verdes con lomo apanado y su jarrita de agua de cocona.

“María, vino a buscarme mi amigo Cigarrito, el veterano periodista de Política. Como siempre, llegó con su pucho en la boca y el jefe de Seguridad lo mandó a fumar a la azotea del edificio. Ese mediodía, la temperatura era de 30 grados, pero mi amigo fumaba como chino en quiebra. ‘Gary, este caluroso verano me recuerda a muchos de los años 70. En ese tiempo, el ministro de Pesquería se hizo mi amigo.

‘Gary, tú sabes que el Perú es una potencia pesquera y el primer promotor de harina de pescado. La prensa tiene que apoyarnos y denunciar a esos grandes armadores, como la empresa del millonario Onassis, o los gigantes barcos japoneses que ingresan sin permiso a las 200 millas’. Una mañana, me llamaron de la oficina del ministro: ‘Señor Cigarrito, de parte del ministro, debe estar en el Grupo Aéreo para viajar a Paita’. El ministro se reunió con todos los periodistas. La Marina ha capturado a un barco arrastrero del griego Aristóteles Onassis y uno japonés. En la noche, el ministro despidió a los periodistas de otros medios y los embarcó en el avión de la FAP y a mí me dijo: ‘Cigarrito, tú quédate. Nos vamos a Tumbes, vas a conocer mi casa de playa de Punta Sal’.

Llegamos en avión a Tumbes y un carro del ministerio nos llevó al entonces inhóspito balneario de Punta Sal, que se hizo famoso por las juergas de Alejandro Toledo. Yo fui hace tres años y ya todo estaba urbanizado, con casas espectaculares. Pero ese año, mediados de los 70, había pocas residencias. Apenas tenían agua potable.

La casa estaba al pie de la playa y en el segundo piso, donde estaba la terraza, había una gran piscina y un bar con una vista espectacular. El barman era una cabo del Ejército al que le habían pagado cursos de bartender para que atienda en casas de ministros o residencias de playa familiares. Recuerda que estábamos en un gobierno militar y los uniformados mandaban en el país. Al que se portaba mal, lo deportaban. Fueron tiempos aciagos para el país, solo los ‘milicos’ vivían como reyes.

‘El ministro me dijo: Cigarrito, esto algún día será el mejor balneario del Perú y Sudamérica. Pero seguramente cuando eso se dé, ya estaré muerto ja, ja, ja. A mí me gusta, porque solo vivimos aquí yo y mis amigos. Estos terrenos costarán una fortuna, pero ahora nos salieron regalados. Mar limpiecito, apto para la caza submarina, para ver ballenas y delfines. Disfruta Cigarrito, me dijo, y nos trajeron un cebiche de lenguado, un pez espada a la parrilla y el mejor ron cubano. Qué placer”. Pucha, las historias del señor Cigarrito son la muerte, por su trabajo de periodista se dio la gran vida, pero ahora para ‘arrancado’ porque no guardó pan para mayo.

Me voy, cuídense.