El tribunal lo encontró responsable de la masacre de 1.771 indígenas mayas-ixiles cometida por el Ejército guatemalteco durante su régimen, que gobernó el país entre 1982 y 1983. La sentencia es a 50 años por genocidio y a 30 años más por crímenes contra la humanidad.
“Ríos Montt es responsable por el delito de genocidio. Se le impone la pena de 50 años de prisión inconmutables”, se leyó en el fallo. Además, decidieron retirarle los beneficios y ordenaron su inmediata detención.
En un hecho inédito, teniendo en cuenta que se ordenó su detención inmediata, el ex dictador pudo dar declaraciones a la prensa. “No tengo angustia”, dijo desafiante. Es que la policía no estaba en la sala para cumplir con la orden de la Justicia. Y su arresto se demoró.
“Me declaro inocente, nunca he tenido la intención, el propósito, de destruir a ninguna etnia nacional. No soy genocida”, afirmaba Ríos Montt en sus primeras palabras desde el comienzo del proceso.