Jéssica Vargas Medina (30), se despierta todos los días a las 5 de la mañana, cocina, alista a su pequeña hija de 4 años, la lleva al colegio y tras amarrarse bien el cabello, y pintarse los labios se pone frente al timón de uno de los buses ‘alimentadores’ del Metropolitano en el Cono Norte.

“Yo soy enfermera de profesión, pero siempre me gustó manejar. Mi padre manejaba camiones y creo que desde ahí me apasioné con esto. Mi licencia es la AIII, así que manejo bien”, nos cuenta sonriente Jéssica, quien sabe que su trabajo es peligroso, pues conoce muy bien los malos hábitos de los choferes y algunos peatones.

OTRO CASO

Pero así como ella, más mujeres, como Dora Baccalla (45) quien maneja un bus troncal, Patricia Ponce (35), Soledad Britto (42) y otras, todos los días salen de sus casas para cumplir con su duro trabajo, pese al machismo que persiste.

“Cuando me ven frente al volante, tratan de atravesarse o ganarme. Yo no me preocupo, los dejo pasar porque primero están mis pasajeros y mi vida”, agrega sonriendo otra conductora.

Mientras que Rocío Solís, quien labora en el patio de maniobras de ProTransportes, es técnica electricista y se encarga de que los buses salgan en óptimas condiciones. “Sé mecánica y otras cosas. Me gusta que vean que soy capaz y no como alguien limitada por ser mujer”, remarcó.

Por su parte, Marco Salazar Paredes, encargado de esta sede, detalló que en este lugar trabajan unas 50 mujeres, entre conductoras, ingenieras mecánicas, técnicas electricistas, almaceneras y personal de limpieza. “Todas laboran a la par que cualquier varón”, finalizó.