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Marco Avilés (Abancay, 1978), escritor y periodista, acaba de publicar ‘De dónde venimos los cholos’, un libro en el que rememora su niñez y juventud en una urbe limeña que devoraba y lo sigue haciendo a los provincianos por su color de piel, por el grosor de su cabello, por el tamaño de su nariz o por su forma de hablar. El libro, publicado por Seix Barral, también recopila una serie de crónicas que narran historias de personajes de diversas partes del país que decidieron no abandonar sus pueblos y, aclara Marco Avilés, las razones que los llevaron a ello. Empecemos.

Marco, según la RAE, ‘Cholo’ significa: ‘Dicho de un indio: Que adopta los usos occidentales’ o también ‘Mestizo de sangre europea e indígena’. ¿Y en Perú qué significa ‘Cholo’?

Cholo es muchas cosas. Es esa persona que viene de provincias y a quien las personas de la ciudad tratan mal. Cholo también es el huaino, Vallejo, la papa a la huancaína. Cholo es eso que nos avergüenza (nuestros orígenes andinos, por ejemplo) pero también lo que como país nos hace únicos, distintos, admirables. La chicha, Arguedas , Magali Solier. Cholo, en el Perú, es ese conflicto. Ese amor-odio a nuestra propia cultura, a nuestros vecinos, a nosotros mismos que no terminamos de superar.

¿Por qué odiamos y nos avergonzamos tanto de la palabra ‘Cholo’?

Porque eso es lo que aprendemos en la casa, en la escuela, en la calle. En mi colegio, por ejemplo, quienes venían de la sierra eran vejados. Les pegaban. Les llamaban vicuña. Yo venía de la sierra, pero mi estrategia para sobrevivir era ocultar mi historia. En casa había una persona que cocinaba y limpiaba, y casi siempre era una muchacha de la sierra. Pero ella no tenía derecho de sentarse en el comedor. Comía en la cocina. Despreciar lo andino y lo provinciano es un trauma, pero también una herramienta para dominar (y ser dominados) que venimos heredando sin cuestionarla demasiado.

Entiendo…

Heredamos el odio al cholo como si se tratara de un mandamiento bíblico. El blanco desprecia al cholo. Y el cholo, muchas veces para sobrevivir o convivir, se esconde o se avergüenza de quién es. El cholo con plata, por ejemplo, es capaz de discriminar a los sin plata. Si nos detenemos a pensar y damos un paso al costado de esa comedia, será fácil aceptar que esas conductas son bien cavernícolas. ¿Por qué los cholos son tratados así? ¿Por qué los cholos nos tratamos así?

Tu libro es un paso al costado…

Sí. Y comienzo reconociéndome como cholo y en parte indio, algo que años antes no se me habría ocurrido por miedo o vergüenza.

¿Y por qué odiamos tanto nuestros orígenes?

Todo depende del contexto. Si ves a los provincianos, siempre se han reunido entre paisanos para recordar sus costumbres en los clubes regionales, donde comen lo que comían en sus pueblos, y lo hacen con felicidad. El problema ocurre cuando un cholo, en otro contexto (el trabajo, los amigos) deja de lado sus costumbres y, más aun, las repudia. Ya no escucha su música. Se cohíbe. Se ahueva. Se esconde. No creo que los cholos odiemos nuestros orígenes. Muchas veces los ocultamos para que la sociedad no nos haga bullying.

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Disculpa la insistencia, ¿por qué nos odiamos tanto?

Porque no nos conocemos unos a otros. Porque no queremos conocernos. Porque nos tememos unos a otros. Porque a pesar de los siglos de historia, el Perú no termina de ser un país, sino una reunión de muchas culturas extrañas entre sí que hace pensar en un edificio donde todos están juntos pero no se hablan.

En tu libro ‘De dónde venimos los cholos’ narras escenas muy duras de discriminación, pese a que sucedieron hace más de una década ¿Crees que la discriminación continúa y es aún más intensa?

La discriminación, el racismo, la xenofobia continúan y continuarán en todo el mundo por varios siglos más. Un ejemplo. Estados Unidos pronto será capaz de enviar hombres a Marte, pero la gente se mata en este país por el color de la piel y un político propone echar a los inmigrantes . Parece de otro tiempo, pero este es nuestro siglo XXI. En el Perú, se ha vuelto común que los policías sean tratados como “cholos de mierda”. Los casos están en Youtube.

¿Sigue siendo difícil para un cholo alcanzar el éxito?

Si logras educarte, puedes tener más oportunidades. El problema es que el cholo, por su extracción social (porque cholo muchas veces es igual a pobre) recibe una educación pésima, y crece en ambientes que lo arrastran en lugar de impulsarlo. En el Perú, hay cholos universales, pero la gran mayoría no lo es. Los cholos viajamos doblados en combis, estudiamos en esos colegios donde los profesores violan a 50 alumnos antes de jubilarse, nos comemos el cuento de que pagar la mensualidad en una universidad informal es lo mismo que estudiar. El cholo se mueve en un mundo terriblemente informal y precario, y alcanzar el éxito, para él, supone remontar las desventajas de su clase social y luego, si sobrevive, recién puede competir por un puesto de trabajo o lo que sea.

Marco, ¿Hacia dónde vamos los cholos?

Vamos a aprender a estar contentos con nosotros mismos: con nuestros orígenes provincianos, con nuestra piel marrón, con nuestra ambición de migrantes. Sentiremos orgullo de escuchar a Los Shapis, de comer cancha con queso, de vivir en Comas o en San Juan de Lurigancho o en Pachacutec. Sabremos defenderemos con inteligencia y voz firme cuando alguien intente discriminarnos. Y, sobre todo, no tendremos ningún problema en contar de dónde venimos. A eso vamos. A amistarnos con nuestro pasado y a conocer por fin nuestro futuro. Y de todo eso trata mi libro.

MARCO AVILÉS EN TEDxTukuy