Historias Nunca Contadas: Los secretos de 'Polaco'

Hace unos años le contó a periodista Miguel Ramírez cómo se hicieron millonarios enviando droga al extranjero.

‘Polaco’ hace unos años reveló al periodista Miguel Ramírez cómo se hicieron millonarios enviando droga al extranjero.

‘Polaco’ hace unos años reveló al periodista Miguel Ramírez cómo se hicieron millonarios enviando droga al extranjero.

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Fernando Zevallos

“¿Está siendo extraditado?” “No, me voy a jugar pelota”. Así, bravucón y desafiante, respondió Jorge Chávez Montoya, ‘Polaco’, a un periodista que la noche del jueves lo captó cuando era conducido a un avión que lo llevó esposado a Estados Unidos.

Ya no vestía ropa de marca, ni slaps de moda, ni gafas Ray-Ban que le daban aire de actor de cine, como cuando lo entrevisté el año 2006. Tampoco lo acompañaba su ‘guardia dorada’ de reos a sueldo que lo protegían. Esta vez eran agentes de la Interpol y la DEA.

Allá acabará sus días ‘Polaco’, el siniestro lugarteniente, el jefe de sicarios de Fernando Zevallos Gonzales, ‘Lunarejo’, el más poderoso narcotraficante que ha tenido el país, según el propio gobierno de Estados Unidos.

La historia de ambos es digna de una película. ‘Polaco’ y ‘Lunarejo’ se conocieron en 1974 cuando ingresaron como cadetes de la Fuerza Aérea. Allí solo estuvieron un año: Chávez Montoya fue dado de baja por ‘incapacidad en vuelo’ y Zevallos se retiró, pues su familia se quedó en la orfandad económica tras la muerte de su padre.

El destino los juntaría años después en Uchiza, el emporio del narcotráfico de aquel entonces. ‘Polaco’ se había convertido en un oficial de la Guardia Civil y ‘Lunarejo’ en un próspero empresario, dueño de avionetas que llevaban droga a Colombia.

Se volvieron inseparables. Zevallos le encomendó a ‘Polaco’ formar un escuadrón de sicarios para enfrentar a sus rivales y enemigos. Muchos de los socios de ‘Lunarejo’ que fueron traicionados y amenazaron con delatarlo, terminaron muertos a balazos.

Entre ellos están José María Aguilar Ruiz, ‘Shushupe’; Jesús Flores Matías, ‘Shuco’; José Mori, ‘Shevaco’, y muchos más. También en la mira estuvieron autoridades como la procuradora Sonia Medina, la fiscal Luz Loayza, la jueza Rosario Hernández y los suboficiales Pedro Casas y Wilberto Aguilar, quienes durante años enteros investigaron y enviaron a prisión a ‘Lunarejo’.

También estuve yo, por hacer publicaciones en el diario El Comercio contra su jefe. El mismo ‘Polaco’ me contó que contrató a una joven para que me envenenara. Todo estaba listo, pero cuando la mujer se enteró de que era periodista se asustó y huyó llevándose los US$5 mil dólares que le dieron de adelanto.

‘Polaco’, como no podía ser de otra manera, también era narcotraficante. En 1995 llevó media tonelada de cocaína a Miami, pero agentes de la DEA lo descubrieron. A cambio de que no lo sentenciaran a 30 años de prisión, ofreció brindar información. No tuvo reparos en delatar a muchos de sus socios, incluso a Zevallos. Se le dio libertad condicional, pero en la primera oportunidad que tuvo, se escapó a Lima.

Zevallos quien ya tenía su compañía ‘Aerocontinente’ y se codeaba con la flor y nata de la política como magnate de la aviación aerocomercial lo acogió nuevamente. Cada vez que tenía un problema financiero que resolver, Zevallos invitaba a ‘Polaco’. Todos se intimidaban con su estatura, su voz gruesa que parecía salida de una caverna, su mirada penetrante y su pistola Parabellum 9 mm, que llevaba en la cintura y ponía en la mesa cuando empezaban las conversaciones.

La amistad entre ambos se rompió abruptamente el año 2006 cuando fueron detenidos y enviados a prisión, ‘Polaco’ al penal de Maynas (Iquitos) y Zevallos a ‘Piedras gordas’.

Ya preso, ‘Polaco’ se enteró de que Zevallos lo había mandado a asesinar. Indignado, a través de uno de sus emisarios, me mandó a decir que quería que lo entrevistara, que contaría todas las andanzas criminales que tuvo con ‘Lunarejo’. Como prueba de su arrepentimiento, también envió una carta a la procuradora Sonia Medina relatando su amistad con Zevallos, que durante décadas ambos habían negado para protegerse.

En el diario (El Comercio) se armó un alboroto. Creían que se trataba de una trampa. ‘Polaco’ me había amenazado durante dos encuentros casuales, que habíamos tenido cuando aún estaba libre. Hasta me había acusado falsamente de haberlo querido sobornar para que acusara a su jefe Zevallos.

Ese encuentro en el penal de Maynas es inolvidable. Fui con el gran fotógrafo Dante Piaggio. ‘Polaco’ era el dueño de la cárcel. Una vez que ingresamos, su ‘guardia dorada’ nos hizo un registro personal minucioso. Nos hicieron esperar hasta que ‘Polaco’ dio su aprobación para ingresar a su lujosa celda.

Durante las tres horas que duró la entrevista, debidamente grabada, ‘Polaco’ narró casi sin inmutarse las veces que su jefe le ordenó dañar a sus enemigos, su relación con Vladimiro Montesinos, sus primeros envíos de droga y cómo fueron amasando su fortuna. Riéndose a carcajadas me dijo que no sabían dónde esconder tanta plata en efectivo que recibían cada vez que hacían los envíos de droga.

“Las primeras remesas fueron de 11 a 15 millones de dólares mensuales. Y de allí fueron subiendo hasta 30 millones de dólares. Toda nuestra fortuna es producto del narcotráfico. Ahora la tenemos invertida en varios negocios”, narró.

‘Polaco’ contó sobre las ingeniosas modalidades que utilizaban con ‘Lunarejo’ para hacer sus envíos de droga. Los más espectaculares fueron los que hicieron a Miami y a Rusia. Nadie se dio cuenta. Las naves viajaron vacías, pero repletas de droga. Nadie las revisó. Supuestamente salieron a esos destinos para su ‘mantenimiento técnico’ reglamentario.

La extradición de ‘Polaco’ es un logro de las autoridades peruanas y estadounidenses en la lucha contra el poderoso narcotráfico. Muchos peruanos, por cierto, deben estar asustados por lo que pueda contar.

En la entrevista que me concedió en setiembre del 2006, ‘Polaco’ lanzó este mensaje: “He sido testigo de excepción de la gran influencia que tuvo Fernando Zevallos en los gobiernos de Alberto Fujimori y Alejandro Toledo. Era amigo y apoyó a muchos políticos, congresistas, vocales, altos mandos de la policía y las Fuerzas Armadas”.

“Y también a algunos periodistas, a quienes retribuía con pasajes, canjes publicitarios y dinero en efectivo, a cambio de su apoyo y silencio. Estoy decidido a colaborar con la justicia. No le tengo miedo porque más temprano que tarde, la verdad se impondrá y los responsables asumirán las consecuencias de sus actos”.

¿Cumplirá su palabra Jorge Chávez Montoya en los Estados Unidos?