Por: E. Cirilo
Marco Arenas Castillo (22) enloqueció de amor por Fernanda Lora Paz (18). Para demostrarlo, se hizo cuatro tatuajes. En el antebrazo derecho grabó el nombre de su enamorada y, en su muñeca, puso un código de barras con la fecha del aniversario de su relación. El tercero, las iniciales del nombre de la joven en cada dedo de la mano derecha; y el cuarto, la cara de ella en el brazo izquierdo.
Sería este obsesivo amor que lo llevó a matar a su madre, pues esta no veía con buenos ojos la relación desde que la pareja se fue a Chile con 15 mil dólares que su hijo le robó.
Un familiar de la difunta contó que cuando los jóvenes volvieron a Lima y fueron a la casa del muchacho, en La Molina, la víctima le habría dicho a ella: “En esta casa ya no eres bienvenida”.
Este rechazo habría hecho más tirante la relación entre madre e hijo, ya que la mujer lo acusaba de robarle dinero y joyas para dárselos a su enamorada.
Pero Marco también era demasiado celoso. La universitaria contó que este hasta se tornaba violento. “La chica dijo que él no quería que ningún muchacho se le acerque ni la mire. Era muy posesivo”, dijo un agente.