'El Búho' nos dice cuáles son sus cuentos favoritos

Nuestro columnista habla de sus cuentos favoritos.

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Este Búho continúa presentándoles los cuentos que lo marcaron en varias etapas de su vida. Léanlos y, como diría el doctor Hannibal Lecter, ‘Bon appetit’.

‘SOLO VINE A HABLAR POR TELÉFONO’: Gabriel García Márquez presentó su libro ‘Doce cuentos peregrinos’, que eran una selección de relatos escritos en diferentes etapas de su vida. La mayoría a fines de los 70. De ellos destaca nítidamente ‘Solo vine a hablar por teléfono’, ambientado en España, cuando Gabo residía en Barcelona. La historia es alucinante, inclusive llegó al cine en una producción mexicana, que llevó por título ‘María de mi corazón’ y que estelarizó la primera actriz María Rojo. María de la Luz Cervantes viajaba en un carro alquilado hacia Barcelona, pero el coche sufre una avería justo en un paraje desértico. Es una guapa joven mexicana, casada con un prestidigitador de circo. Ella también, en un tiempo, fue una actriz de variedades. Era una noche tormentosa y al cabo de una hora, ningún camionero ni automovilista se dignaba a recogerla, pero de pronto un autobús destartalado paró. El chofer le dijo que no iba muy lejos. Ella le respondió: ‘No importa, lo único que necesito es un teléfono’. Lo que le sucede a la desafortunada mexicana no tiene parangón. Ese autobús llevaba a un grupo de enfermas mentales al manicomio. Ella se queda dormida. La tormenta sigue y es de noche, el chofer deja a las internas y raudamente María trata de explicar ‘es que yo solo vine a hablar por teléfono’. El ambiente es claustrofóbico, también la situación de María es traumatizante. La vida en el manicomio es opresiva. Una celadora la intenta seducir. Su esposo piensa que ella lo abandonó otra vez, como en otras ocasiones.

‘ATAÚDES TALLADOS A MANO’: Este cuento largo o ‘Nouvelle’ es una joya incluida en ese notable libro con que Truman Capote inició la década de los 80: ‘Música para camaleones’ (1980). Este relato es comparado por sus seguidores con su monumental novela de género ‘no ficción’ ‘A sangre fría’. Él mismo la califica ‘retrato’ de ‘una narración verídica de un crimen americano’. Pero si ‘A sangre fría’ describía el horrendo crimen de una familia en Kansas y luego el perfil psicológico de los asesinos, en sus incontables encuentros con el escritor en la prisión hasta que fueron merecidamente ejecutados, en este cuento Truman viaja hasta el oeste llamado por el jefe de la policía, porque se produce una seguidilla de asesinatos en un pueblo apacible y sospecha que hay un asesino en serie. ‘Después de escribir cientos de páginas sencillas, llegué a conseguir un estilo. Había descubierto un marco dentro del cual podía asimilar todo lo que sabía del arte de escribir’, dijo. Por eso ‘Ataúdes tallados a mano’, en cuanto a técnica narrativa es más perfecta que ‘A sangre fría’. El lector se ve inmerso en una historia intrigante, un relato negro con dosis de Raymond Chandler, Dashiell Hammett, mezclado con el mejor Capote. La imaginación perversa del asesino sorprende. A todas sus víctimas les hace llegar un ataúd en miniatura con su propia foto dentro. Días o meses después, son asesinados de manera aterradora.

‘EL BARRIL DE AMONTILLADO’: Edgar Allan Poe es el maestro del relato corto. Este cuento lo escribió en el año 1846. Poe estaba en la plenitud de sus facultades creativas y pudo escribir historias memorables como esta. Un año después moriría su amada esposa Virginia Clemm y se hundiría en una crisis emocional que degeneraría en el alcoholismo y su muerte prematura. ‘El barril de amontillado’ es una historia de venganza. Pese a ser un reconocido poeta y escritor, Poe pasaba por severas estrecheces económicas. Batalló bastante con editores explotadores y tramposos y vivía amargado con mucha gente. Esta es una historia de un odio tan terrible que degenera en una terrible venganza. ¿Estaría dedicado a alguno de sus enemigos? Para disimularlo, ambienta la historia en una ciudad italiana en el siglo XIX, tal vez Venecia, durante las celebraciones del frenético carnaval. Montresor ya no puede soportar las continuas humillaciones de su supuesto amigo Fortunato y tiene sed de justicia. Durante la fiesta del carnaval callejero se encuentra con Fortunato que estaba pasado de copas. Sabiendo la debilidad de su ofensor por el vino, el amontillado, le ofrece invitarle el mejor amontillado del país que tenía en las bodegas de su palacio. Este acepta encantado y ansioso. El final es brutal. Sugiero leerlo bebiendo una buena copa de vino. Apago el televisor.

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