El éxito de ‘Asu Mare 2’

Nuestro columnista comenta la gran recepción que ha tenido ‘Asu Mare 2’, con Carlos Alcántara.

Redaccion Trome

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Este Búho se alegra que una película peruana, como ‘Asu Mare 2’, haya derrotado a una superproducción de Hollywood, como ‘Rápidos y furiosos 7’, que tenía la ayudita de los escándalos de los carrazos de ‘Tony Montana’ Oropeza y sus ‘carreras de piques’, como el filme protagonizado por Vin Diesel y el finadito Paul Walker. Pero ni estas megaestrellas lograron tumbarse a ‘Cachín’ Alcántara y a su mancha de ‘lagartazos’ de su barrio de Mirones. Mención aparte merece la actuación de villano de Christian Meier. Pese a ello, la crítica le ha dado con palo, señalando que creó a un malo ‘monse’, pero a mí me parece que caracterizó muy bien su papel y me hizo recordar al villano de una serie infantil danesa, el indescriptible Robbie Rotten (de Lazy Town). A veces no entiendo a los críticos.

Pretenden comparar una película, cuyo objetivo fundamental es entretener a un vasto sector del país entendiendo esto como un producto inclusivo, atractivo a distintos estratos sociales, con un filme que compite por un Oscar a la Mejor Película Extranjera. ¡Por favor! Y no se le puede reprochar nada a ‘Cachín’, quien en la primera saga de ‘Asu Mare’ arriesgó con su propuesta de presentar ese mismo universo de su barrio de Mirones, su madre tan especial, su mancha, sus aspiraciones y hasta su arribismo, que lo tienen inga y mandinga en esta sociedad hipócrita. Y diría que hasta fue un fenómeno sociológico. Carlos Alcántara pudo repetir inmediatamente el plato y llenarse de plata, pero no.

Recuerden que arriesgó en una película oscura y dura (‘Perro guardián’), en la que hizo de un ex militar convertido en sicario, y que no la vio ni la centésima parte de la multitud que está viendo ‘Asu mare 2’, que en mayo seguramente pasará los 3 millones. Allí ‘Cachín’ demostró su valentía y su calidad de actor en el género dramático. Así que los que hablan de oportunismo y califican de cine facilista a los proyectos de Alcántara, están equivocados. Los pasos de su carrera los ha sabido dar sin concesiones, como otros ‘grandes actores’ que conducen programas lamentables. ‘Cachín’ fue el primero en ser convocado, de ‘Los pataclaun’ a conducir un programa juvenil con Laura Huarcayo y, a las dos semanas, renunció porque no resistió el bajo nivel del mismo.

Era lógico que la segunda parte no fuera tan buena como la primera, aunque sí más efectista y con mayores gags. La mesa estaba servidita con Meier. Como siempre, es el actor principal quien salva la película. Hilarante su actuación en la Embajada de Estados Unidos, el terror de los misios que se quieren labrar un futuro en los ‘Yunaites’. Es, definitivamente, una comedia sobreactuada, o ¿alguien cree que la sonrisa congelada de monguita de María Emilia Drago no es impostada? Claro que es sobreactuada.

Quien la critica por eso, no sabe ver cine. Muchos peruanos somos enemigos del éxito ajeno. Las críticas, bienvenidas sean y siempre deben aflorar, pero sin ‘mala leche’, como he leído algunas por ahí. A mucho orgullo, este columnista invitó a sus padres a verla en el ‘Alcázar’ del Óvalo Gutiérrez. Ellos, hace 30 años, se mudaron de la mítica Unidad Vecinal Mirones, que ahora a decir del filme luce muy maltratadita la pobre, ¿o será que han querido exagerar las diferencias con La Planicie? Pero gracias a ‘Cachín’, el barrio de origen pasará a la posteridad. Apago el televisor