Este Búho ha visto de todo en la televisión y en la vida misma. Por eso, a mi edad, no me voy a pegar a ciertos programas para retrasados mentales. Por eso le prendo velitas al cable, porque si bien soy amante del cine, debido a mis horarios, nunca alcanzo a ver una película. Pero, ¿a qué viene tanta perorata? Es que tuve la suerte de ver en el cable la última película para TV del tío Philip Kaufman, quien no filmaba desde hace varios años. Se titula ‘Hemingway y Gellhorn’. Sí, la historia de la vida del gran escritor de ‘El viejo y el mar’ con la gran periodista y escritora. La mujer que cubrió todas las guerras, desde la Civil española adonde la llevó Hemingway pasando por la Segunda Guerra Mundial, la de Corea, Indochina, Vietnam, El Salvador y Nicaragua, entre muchas otras. Esta sensible escritora no se ponía a analizar el conflicto en sí, sino se colocaba del lado de los que sufrían, la población civil, el pueblo. Sus descripciones del sufrimiento de los niños, mujeres o ancianos en los conflictos en los que le tocó reportear, fácil nos hacen llorar. Gracias a esta película pude leer parte de su prolífica obra porque para algo más que chatear vale el Internet y me rindo a los pies de Martha Ellis Gellhorn, la mujer que, en la película, es interpretada por una irresistible Nicole Kidman, quien acompaña a ‘papá’ Hemingway en su epopeya por la España republicana.
Todos los grandes intelectuales llegaron a Madrid a apoyar, como sea, la guerra entre la libertad y el fascismo. Este Búho se emocionó cuando vio en el filme a uno de sus escritores favoritos, John Dos Passos, el genial autor de la mejor novela sobre Nueva York que haya leído: ‘Manhattan Transfer’. Pero su paso por el filme es trágico. Dos Passos trabajaba codo a codo con Hemingway en la película ‘Tierra española’, pero los comunistas de Rusia, el único país que apoyaba a la república, encarcelaron a un gran amigo de Dos Passos, que en el filme se llama Paco Zarra, un hombre íntegro y leal a la república. Pero la siniestra policía secreta de Stalin lo mandó a matar. Dos Passos buscó por mucho tiempo a su amigo y Hemingway, quien sabía que ya lo habían asesinado, no se lo dijo. Solo al ver la consternación de Dos Passos, el recio escritor le dijo: ‘Ninguna guerra vale llorar por un solo hombre’. Allí se marcó la más notoria división entre los más grandes escritores de su época. Dos Passos renunció al socialismo y se volvió liberal a ultranza. En el filme, el ‘viejo’ Hemingway es interpretado por un notable Clive Owen y en él se retrata lo que siempre es la marca del escritor: Borracheras, cacería, pesca de merlines en alta mar, como los que pescaba en Cabo Blanco (Piura) y, sobre todo, mujeres y alcohol, mucho alcohol. La escritora, sin proponérselo, hizo que el literato se divorcie de su esposa y se casara con ella. Pero al final de sus días, rogaba a los periodistas que nunca mencionen el nombre del novelista. ‘Para mí, nunca debió haber existido y odio que me digan la mujer de Ernest…’. El final de ambos fue similar. Él acabó sus días de un escopetazo en la cabeza y ella, octogenaria, de una pastilla letal. Fueron almas gemelas. Apago el televisor.