Este Búho se estremece cuando se entera del drama que vive el notable actor peruano Eduardo Cesti. Para el imaginario popular, él es y siempre será el entrañable ‘Teniente Gamboa’, una de las mejores series peruanas. Era la época de oro de Panamericana Televisión. Mario Vargas Llosa había jalado a su sobrino Luis Llosa para que sea su productor general de ese inolvidable espacio cultural que conducía todos los domingos, ‘La torre de Babel’.
El joven cineasta le presentó un proyecto a Genaro Delgado Parker: una serie policial donde el protagonista era un teniente de la entonces Policía de Investigaciones del Perú (PIP), que se batía ante la creciente ola delincuencial que azotaba Lima después que los militares dejaron el gobierno. ‘Papaúpa’ aceptó, pero también sacó otra serie donde el héroe sería un guardia civil, ‘Barragán’, para que ‘no haya celos’. Pero, definitivamente, nadie recuerda a ‘Barragán’, y sí a ‘Gamboa’. Todo por la gran actuación del personaje principal, Eduardo Cesti, un actor que provenía de las canteras del teatro y que logró, contra la opinión de ‘Papaúpa’, que Llosa lo contratara como el ‘Teniente Gamboa’.
Cesti inspiraba a detectives tipo ‘Columbo’ (Peter Falk), siempre acompañado de su fiel ayudante, el ‘galán’ Jorge García Bustamante, como el ‘alférez Maldonado’. ‘Gamboa’ marcó época. Actuaban como villanas Lourdes Berninzon, como una policía femenina, la primera de la tele nacional. La gran Diana Quijano, que hoy triunfa en Telemundo Miami o la recordada Marilda Castro, en un capítulo alucinante: ‘El rapto de la novia’.
Como muchos actores provenientes del teatro serio, hasta bretchiano, que lograron la celebridad en la masiva televisión o el cine, prefirieron, fuera de los sets de grabación, llevar una vida lejos de las cámaras y la prensa de espectáculos.
En el 2008 hizo el papel de su vida en la película peruana ‘Pasajeros’, del peruano Andrés Cotler. Cesti interpretó al pintor Pedro Hidalgo, un marginal, alcohólico, drogadicto, que entabla una relación especial con una joven prostituta (Mónica Sánchez), la crítica se rindió ante una actuación tan sublime y maciza que le ‘robó’ la película a sus compañeros Mónica Sánchez y Pietro Sibille.
Su última aparición en TV fue en una serie en la que hizo de director de un diario, ‘El chato’. Pero la diabetes le jugó, como a otros grandes, una mala pasada. Le tuvieron que amputar una pierna. Imposibilitado de caminar, siendo un hombre que siempre vivió solo, lo han trasladado a una casa de reposo, pero los costos no los puede pagar el actor, pues pese a haber trabajado más de cincuenta años en el teatro, televisión y cine, no tiene seguro.
El primer actor no ha hablado con la prensa sobre su crítica situación y recibe pocas visitas, pero reconoce el esfuerzo de sus amigos actores por ayudarlo. La única solución para su enfermedad, pues Eduardo ya no puede trabajar, es que le otorguen una ‘pensión vitalicia’ que, increíblemente, se la entregan a artistas que después de recibirlas, tienen hijos y siguen trabajando.
El gran Edgar Guillén se sumó a la campaña y donó la taquilla de las funciones de la obra ‘Ricardo III’ a favor de Cesti. ‘No dejes que escape/ es un peligro en la calle/ Gamboa, Gamboa’, cantaba la guapa Roxana Valdivieso y salía el gran Cesti de un auto con su revólver en mano. Inolvidable.
Apago el televisor.