El túnel de Víctor Polay Campos

Nuestro columnista comenta la recordada fuga del líder del MRTA, Víctor Polay Campos.

Redaccion Trome

Este Búho escribía ayer sobre la sospechosa fuga del jefe del Cártel de Sinaloa, ‘El Chapo’ Guzmán, de la cárcel mexicana de máxima seguridad ‘El Altiplano’. Definitivamente, las circunstancias del nuevamente considerado ‘enemigo público número uno de Estados Unidos’, por cuya cabeza se ofrecen cerca de cuatro millones de dólares, me obligan a recordar otra fuga increíble, la de los 48 emerretistas incluyendo a su máximo líder, Víctor Polay Campos. En el escape de ‘El Chapo’ se utilizó un túnel de ¡¡un kilómetro y medio!!, pero en el de los emerretistas, el túnel utilizado medía doscientos cincuenta metros de largo y daba a una casa adquirida por los ‘terrucos’ con dinero manchado de sangre, que obtenían de los rescates por los crueles secuestros a empresarios. Las similitudes no acaban allí.

El presidente mexicano Enrique Peña Nieto se opuso, vaya uno a saber por qué extrañas razones, a que el jefe del Cártel de Sinaloa, sea extraditado a Estados Unidos, donde es reclamado por múltiples delitos. Además, el día de su fuga, Peña Nieto se encontraba a miles de kilómetros de distancia, en París, en una visita oficial con su inseparable esposa, la actriz Angélica Rivera, y se negó a regresar ante la crisis desatada por el escándalo. En el caso peruano, Víctor Polay, jefe de los guerrilleros que estaban presos acusados de asesinar a militares y empresarios secuestrados, había sido amigo del presidente Alan García. Juntos habían estudiado en París y su madre Otilia, con la de Alan, fueron grandes amigas en las épocas ‘duras’ de la represión antiaprista del general Odría. Lo sospechoso es que Polay no se encontraba en el mismo pabellón de los emerretistas en ‘Castro Castro’.

El líder estaba aislado en un ambiente donde había funcionado el venusterio, en solitario. Para llegar a donde se encontraban sus 47 camaradas, debía pasar ¡¡tres controles policiales!! ¿Cómo ese miércoles 9 de julio de 1990 llegó hasta el pabellón de los terroristas para unirse a una fuga que quedó graficada en fotografías? Fue una cachetada al gobierno que la compañera sentimental de Polay, Sonia Luz Padilla, se diera el lujo de retratarse matándose de la risa, justo en el túnel, en el momento de la fuga. También se publicaron otras fotografías donde los emerretistas, con el puño en alto, están en la tolva del camión con el que escaparon, otra vez, sonriendo de oreja a oreja. Esa imagen de despreocupación motivó muchas sospechas y suspicacias, como que habrían recibido ayuda del gobierno. A solo dieciocho días para asumir la presidencia Alberto Fujimori, el mandatario saliente, García, le dejaba una ‘papa caliente’.

Al día siguiente, García, en conferencia de prensa, fustigó diciendo que ‘hay mártires de la policía que han muerto en su lucha por capturar a los subversivos, pero hay gente que no tiene la calidad para mantenerlos presos’. Sin embargo, Armando Castrillón, exdirector de penales y el mayor de la Guardia Republicana, Antonio Cereghino, experto en develar motines, culparon directamente al ministro del Interior, Agustín Mantilla, de haber ‘ayudado’ en la fuga. Años después, Mantilla purgaría prisión por haber recibido miles de dólares de Vladimiro Montesinos. Y para cerrar con las paradojas del destino, los túneles que escribieron una página de gloria entre los emerretistas, siete años después, servirían para llevarlos a la tumba, cuando en una acción armada secuestraron a un grupo de militares, ministros y hasta al canciller de la República en la residencia del embajador del Japón. Después de meses de cautiverio, fue el gobierno el que mandó construir túneles para sorprender a los subversivos y rescatar a los rehenes. Es decir, recibieron de su propia medicina. Apago el televisor.