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Jonathan Maicelo

Por: Fernando ‘Vocha’ Dávila

A la espalda del hospital ‘Daniel Alcides Carrión’ está la ruta directa que te lleva a ‘San Judas’. Lo primero que logras ver al fondo es un pozo de agua, que acoge personas en su interior y no cumple las funciones para lo que fue construido. Temido por muchos, visitado por pocos, en este barrio hay que caminar con cuidado, mirar a todos lados y si ves un policía, pégate a su lado. Pero hay una forma de ir tranquilo, sin sobresaltos. Allí vale mucho decir que eres amigo de Jonathan Maicelo, hijo predilecto de estos jirones, palomilla e ilustre a la vez, que ha regresado de Estados Unidos sin el título mundial, pero con el corazón intacto para seguir luchando por ese sueño de niño.

Te vi en ‘Bienvenida la tarde’ y pensé: ‘Uy, se olvidó del boxeo’.

Fui por un día que me invitaron, me cayeron unas monedas. Por qué no voy a sumar un billetito a mi ‘drilo’.

Se supone que deberías estar mentalizado solo en pelear…

En dos semanas reinicio mis entrenamientos, vuelvo a mi vida en Estados Unidos.

Pero así se empieza y después te quedas toda la temporada.

Han querido que siga y les dije que muchas gracias, pero lo mío es el ring.

Un día criticaste a la ‘Pantera’ Zegarra por estar mucho en la tele.

No, hermano. Él primero me criticó y solo fui para apoyar a una causa justa.

¿Ya no hay posibilidad de ser amigos?

Lo que pase, conversar o pelear, será sin cámaras.

Entonces, solo andas vacacionando.

Eso es.

En estos días de descanso, ¿cómo has encontrado al puerto?

Elegante.

Mucha gente pasa por el Callao y se asusta.

Yo les voy a explicar qué cosas no tienen que hacer.

Por ejemplo, si vas por una vereda y dos vagos vienen en tu dirección, ¿aconsejas que crucen la pista?

No, causita. Allí te regalas. Vas caminando igual, los miras a los ojos sin miedo. Al choro no le gusta que le miren la cara.

¿Y si te piden un sencillo?

Te van a decir: ‘causita, una moneda pe’ y en una responde: ‘Qué pasa c… de tu m…, saca la cola’. No tienes por qué agilarte.

¿Y si sacan un arma?

O’e, los que llevan ‘máquina’ jamás te van a cuadrar en la calle y menos por un billetito. ¿Cómo van a sacar pistola por un sol y, encima, van a correr 100 metros?

Con tantas tentaciones, se me hace difícil creer que no hayas metido la mano.

Hace años, cerca del hospital, a una señora se le cayó su plata y yo me gané. Ella siguió avanzando.

¿Te lo levantaste?

Estaba a punto, pero me acordé de un amigo ratero. Él me contó que una vez le arranchó su monedero a una tía, que de inmediato le gritó: ‘Es para la medicina de mi mamá’ y a él le dio pena, pero igual no se lo devolvió.

Te dejó una lección.

Claro, por eso la llamé y le entregué su dinero.

En estas zonas, te hiciste hombre.

No. En Los Barracones, los chibolos nacen varones, porque hay mucha necesidad.

¿Pasaste hambre?

Hasta los 13 años, después salí a trabajar en construcción, mezclaba el cemento y cargaba lata para llenar techo.

¿Te alucinaron por tu dificultad para pronunciar la ‘r’?

De chiquillo y me mechaba, pero nunca me pusieron un apodo.

¿Y qué tienes en la lengua?

Una especia de frenillo. Ya pe’ compadre, no preguntes mucho.

¿Tú puedes escribir el manual ‘Hágase mediático sin gastar un sol’?

El palomilla tiene que serlo en cualquier lado. Mi mérito fue hablar jergas en la televisión y después todos se copiaron. La actitud, y cómo te desarrollas, es lo que manda.

¿Algunas inventaste?

Dos son mías: ‘Demórate rápido’, para esos que siempre llegan tarde y bauticé a los preservativos como ‘chicle’.

¿Para enamorar también metes harto floro?

Yo no digo piropos, no sé, tampoco recito poemas. Antes de casarme ganaba así: “Mi amor, te secuestro, te llevo al Callao y no pido nada de rescate”.

¿Temblaban?

Se derretían.

O sea, debes odiar a los pegamujeres.

A una dama se le saca la ‘csm’ a besos.

Un día bailaste en tacos, en el show de Gisela, y me pregunto: ¿Cómo hubieras sido de ‘hembrita’?

Machona, es que me encantan las mujeres.

No fumas, no tomas. ¿Cuál es tu vicio?

Hacer el amor.

Pero estás lejos de tu ‘patrona’.

Acá y allá. Entreno de lunes a viernes seis horas y los sábados mediodía. Allí recién puedo ir a ver a mi familia. Tengo día y medio para ponerme al día, ja, ja.

¿Ya aprendiste inglés?

Lo hablo como indio: Yo querer comer. No lo sé leer, tampoco escribir, voy de a poco.

¿Allá no corren tus jergas?

A los boricuas los tengo locos con ‘Saca la cola’.

¿Manejas tu ‘nave’?

¿Eres loco? Subo a mi tren como uno más. Allá no hay una cámara que me siga. Hay que chambear parejo nomás.

El ‘Rocky de Los Barracones’, el ‘Depredador’, la ‘Cobra’. ¿El apelativo preferido?

En el barrio me decían ‘Rocky’ por ustedes, pero la firme, causa, lejos del país, me enorgullece cuando me llaman: ‘The last Inca’ (El último Inca) para los que don’t speak english, ja, ja.

¿Te han tratado bien los ‘gringos’?

Estoy agradecido.

¿Lloraste cuando perdiste la posibilidad de ser campeón?

Ese día tenía rabia. Me he quebrado como chibolo, cuando me llamaron para avisarme que mi abuela había muerto. Fue dos días antes de la pelea y no es excusa, pero fue un golpe anímico muy duro. Por ella, voy a seguir.

¿Tentando ese cinturón?

Es lo mío, meter puñete como loco. Así mantengo a mi familia, a mi madre.

Siento que tuviste una gran oportunidad ante el colombiano Darleys Pérez.

Salí muy fogoso a tratar de ganar el combate y el rival lo supo aprovechar muy bien. Este año viene mi revancha.

Entonces es bueno despedirse de ti, sabiendo que estás dedicado a tu profesión y alejado de la farándula.

Ya saben cuál es lo mío. Y en la siguiente pelea quiero ver al ‘New York Times’ del Perú conmigo. Toda la vida los chequeo y sé que son elegantes.

El sol parece castigarnos, la brisa de la mar brava nos envuelve y hay que salir del primer puerto. Después de la charla se me viene un estribillo de una canción de Héctor Lavoe, que me voy silbando bajito: “Muchas veces me pongo a contemplar que yo nunca a nadie le he hecho mal, por qué la vida así me ha de tratar, si lo que busco es la felicidad”.