Julinho: "Le daba biberón a mi hijo en el camarín"

Mientras el exfutbolista gambeteaba rivales y festejaba goles, pensaba si su niño había tomado la leche y cambiado el pañal.

Redaccion Trome

Por: E. Macazana

Caminan por las calles de Miraflores como dos chibolos. Jeans, polos ajustados y las sonrisas y bromas que nunca faltan. Uno es el terror de las cuarentonas. El otro, ‘roba’ suspiros a las quinceañeras. Julinho y Lucas, padre e hijo, amigos y compinches, comparten algo que los une más que su propia sangre: el fútbol. El primogénito del ídolo celeste está de vuelta en Perú para cumplir uno de sus sueños: ponerse la casaquilla de Sporting Cristal como lo hizo papá, aunque el camino no es fácil y está lleno de tentaciones.

Dios mío, Julio. ¡Qué grande está tu muchacho!

Pasa que a veces, sin darte cuenta, tu hijo ya es todo un jovencito.

¿Cómo es criar a un adolescente en un clima de tanta violencia?

Le he dicho que la violencia no lleva a nada y que evite problemas. Sabe pelear porque siempre ha entrenado, pero no todos pelean a puños como hombres, ahora te sacan cuchillo o pistola. Pero tampoco lo crío como una mujercita, tiene que conocer la calle y los peligros.

¿Te saca canas verdes?

Es muy tranquilo. Tiene claro que quiere ser futbolista profesional, que es una raza diferente. Que come diferente, que descansa diferente y hasta se divierte diferente. Los pitbulls caminan con los pitbulls y los chihuahuas con los chihuahuas. Así de simple.

¿Está en la edad donde hay más rebeldía?

Soy su amigo, pero cuando me toca ser papá, tiene que obedecer. Soy muy fregado, lo reconozco.

Te tocó ser papá y mamá, ¿verdad?

Es cierto. Un día me vi solo con mi hijo en mi departamento: ¿Qué hago?, me pregunté y decidí llevarlo a entrenar conmigo cuando aún tomaba biberón.

¿Y en ese tiempo Markarián no te decía nada?

Lo metía a Lucas en el vestuario y el utilero Miguel Linares lo cuidaba un rato: ‘Julinho, tu hijo está llorando’, me avisaba y yo, desde la cancha, le respondía: ‘dale el biberón que está debajo del coche’, ja, ja, ja. Una locura.

¿Algunos compañeros te ayudaron?

El ‘Chorri’, Jorge Soto, todos… y después le metían cada pelotazo cuando empezaba a caminar por la cancha. Ya cuando tenía tres años, lo pateaban sin asco: ‘para que se ponga fuerte’, me decían. Por eso ahora no tiene miedo a la patada. Además, se ha criado dentro de Cristal.

¿Y cuando te ibas de viaje o concentrabas?

Lo cuidaba una señora. Pero, generalmente, se quedaba en la casa de Jorge Soto con sus hijos.

¿Lo controlas cuando sale a fiestas?

Sí. Debo saber adónde va, con quiénes va, a qué discoteca va, con qué amigos y amigas está. Y le pregunto hasta qué está tomando. Ojo, también sé cuando me está mintiendo.

¿Cómo hablarle a un hijo de sexo y drogas?

Le he contado cómo son las chicas, que se cuide de los embarazos no deseados, a todos nos gustan las mujeres, pero primero debe pensar con la cabeza, que no sea como su padre o como muchos de mis amigos, padres prematuros.

¿Y las drogas?

Tema charlado en muchas oportunidades. Un día le di permiso para que vaya a una discoteca. Como a las 12 de la noche me levanté a tomar agua y lo encuentro en la sala: ¿Qué pasó, Lucas?, pregunté. “No pasa nada en ese lugar porque todos estaban borrachos y drogados. Eso no va conmigo”, contestó. Ahí me di cuenta que estaba haciendo un buen trabajo.

¿Y le has advertido de las ‘jugadoras’ o ‘maría-chuteiras’ como las llaman en Brasil?

Que mire bien y tenga olfato para las chicas. Mi consejo es que tenga enamoradas que no les guste el fútbol, así no le interesará ese ambiente y es lo mejor. Él sabe lo que han sufrido compañeros de equipo por culpa de algunas mujeres.

¿Imaginas a tu hijo comprándole una casa a una bailarina?

Me muero. Con 25 años en el fútbol, yo las detecto hasta por el olor.

¿Qué heredó de ti?

Mi nariz, ja. También es calentón. Y en el fútbol lleva la pelota como yo.

¿La enseñanza más dura que tuviste que darle?

Cuando estuvo en Inglaterra. Creo que ha sido una experiencia que le ha ayudado mucho. Tuvo que vivir solo en un cuarto sin papá ni mamá. Me llamaba todos los días y muchas veces nos poníamos a llorar por teléfono.

¿Tu mayor sueño cómo papá?

Que llegue a vestir la camiseta de Cristal y la selección. Que salga campeón de la Copa Libertadores con Cristal y con la blanquirroja que clasifique a un Mundial. Después de eso, ya me puedo morir tranquilo y feliz.

LUCAS: MI PAPÁ ME HABLA DE LAS TRAMPOSITAS

Lucas, ¿por qué regresaste de Inglaterra?

Por un tema de papeles. Mi mamá (Milene) estaba en Inglaterra, pero a su esposo le salió una oferta de trabajo en Google-San Francisco. Así que no me podía quedar solo y tuve que volver y perdí la visa.

¿Cómo llegaste al Arsenal?

Fue loco, porque fui a visitar a mi mamá. Estaba jugando en un parque y un ‘ojeador’ me dijo: ‘Quieres entrenar en el Arsenal’ y yo acepté: ‘Vamos’ y me quedé cuatro meses. Como tenía que arreglar mis papeles tuve que irme y a los profesores no les gustó. Cuando volví, ya lo hice para el Tottenham. Pero ahora estoy contento en Cristal, mi casa.

Sincérate, ¿es muy pesado tu viejo?

Sí. Pasa que, a veces, no puedo ir a tomar un helado porque me presiona: ‘ya tienes que venir’ o ‘mañana tienes que entrenar’. Él no entiende. Pero ahora ya ha bajado un poco.

¿Es tu pata?

Sí. Lo extrañaba un montón porque aquí conversábamos mucho, jugábamos PlayStation, salíamos a comer o nos quedábamos viendo la tele.

Orgulloso asegura que has salido arreglado a él.

Más fresco, encima dice que he sacado su nariz ja, ja, ja.

Ya te habló de las trampositas que ya no solo ‘juegan en Primera división’, también van a las canteras…

Sí. Hemos visto que ahora se proyectan. Pero difícil que me agarren, primero porque no salgo con alguien que no conozca un buen tiempo. Hay las que te mandan un mail o por Facebook te invitan: ‘hay que vernos y conocernos’

¿En la cancha eres calentón?

Cuando estoy molesto me gusta encarar. Me pegan y me levanto. Hay que ser inteligente, transformar la cólera en juego.

¿Juegas como Julinho?

Tengo un fútbol distinto, mi papá era como Messi, a mí me gusta el juego largo, más estilo Neymar.

Si Roberto Mosquera te llama al primer equipo, ¿qué camiseta eliges?

La once.

La última, con tu doble nacionalidad, te imaginas defendiendo a Perú o Brasil.

Por Perú, sino lo deportan a mi papá ja, ja, ja.

Dicen que no hay sueño más lindo que ver a los hijos felices y llenar de orgullo a tus padres. Hoy, Julinho y su hijo sueñan despiertos esperando escuchar nuevamente aquel grito que un día bajó espontáneo desde el ‘Extremo celeste’. ‘¡Salud, Lucas!’