En algún momento, todos quisiéramos ser Paolo Guerrero. Meter un gol con la selección, ser el héroe del país, ganar millones de dólares y ser novio de una de las mujeres más hermosas del Perú. Pero él, que sí se llama Paolo y se apellida Guerrero, parecería querer ser otra vez un niño anónimo con la pelota en los pies. Estoy a pocos metros del ídolo de millones de peruanos y brasileños. Él está con el balón rodeado de chicos y chicas de entre 12 y 15 años, y se le ve tan feliz como si acabara de campeonar en el Mundial de Clubes o recibir la medalla de bronce de la Copa América.
Un grupo de 40 menores ha ganado el concurso de la marca de galletas ‘Oreo’, de la que es imagen, y el delantero muestra los dientes como si se hubiese sacado el premio mayor. En este instante mágico, en su cabeza no existimos los periodistas acosándolo por su publicitado romance con Alondra ni los críticos que le reclaman por su mala racha de cara al arco o por las derrotas de la selección, ni existen las tarjetas amarillas o los empresarios hablando de la posibilidad de llevárselo a China o cualquier parte del mundo.
¿A quién te hubiera gustado conocer de niño?
Cuando era chico y jugaba en Alianza, todos anhelábamos ser como Waldir Sáenz. Recuerdo que marcó como 40 goles en un campeonato.
¿Y lo lograste?
No, teníamos muchas restricciones para pasar a los entrenamientos del primer equipo, así que nos conformábamos con verlo de lejos. Ahora me pone muy feliz estar en su despedida y espero que vayan todos los aliancistas.
Jefferson Farfán contó alguna vez que de pequeño le lavó el carro a ‘Wally’. ¿También te ‘cachueleabas’?
Sí, también cuidé autos en mi barrio, en Chorrillos. A la espalda de mi casa está el coliseo ‘Mariscal Cáceres’, donde había muchos grandes eventos, así que llegaba mucha gente.
¿Tuviste una infancia difícil?
Fui un niño feliz. Mis papás siempre se han sacado la mugre por darme todo y nunca me faltó nada.
Cuéntame de tus Navidades…
La pasábamos en la casa de mi mamá, con mis hermanas, ahora con mis sobrinos y también la paso con mi papá.
¿Travieso?
Sí, mucho. En la Nochebuena, me la pasaba reventando cohetes y hasta ahora lo hago. Soy el encargado de comprarlos y encenderlos.
¿Qué cenas?
A mí me gusta mucho el panetón, pero el pavo no. Mi mamá acostumbra a hacer asado esos días, ya es una tradición.
¿Y cuál fue el regalo que más te ilusionó?
A mí me encantaba una bicicleta porque siempre veía a mis amigos manejando. Antes de tener una, yo tenía que alquilarlas y le pedía siempre a mi mamá un sol para una hora.
¿Y quién te la dio?
Mi hermano ‘Coyote’. Tendría unos 9 o 10 años.
¿Todavía te emocionan los obsequios?
Sí, a pesar de que recibo pocos porque mis papás dicen que ya no saben qué regalarme. Por eso ahora me convierto en Papá Noel para mis sobrinos y mis hijos. Y les digo que voy a preguntarle a Santa Claus cómo se han portado este año y algunos lloran. Entonces los tengo que calmar y decir que a pesar de que se han portado mal, les va a dejar su regalo, pero tienen que portarse mejor el próximo año.
¿Eres muy engreidor?
Sí, trato de hacer feliz siempre a los niños. Por eso es que, hace unos diez años, formamos una empresa con la que siempre llevamos regalos a diversas zonas.
¿Te acuerdas cuando fuiste al programa de ‘Yola Polastri’ con los infantiles de Alianza?
Sí, y he visto ahora las imágenes en las que me entrevista ella. Pero no me acuerdo mucho de cómo fue todo. Creo que nos hicieron dominar la pelota o algo así.
¿En ese tiempo había gente que al verte aseguraba que serías una estrella?
Por ahí escuché algunos comentarios, pero era difícil porque no todos llegan a Primera. Yo solo soñaba con ser profesional. Nunca pensé en dedicarme a los estudios o a trabajar en otra cosa.
Ahora que le dabas consejos a los chicos, mencionaste que un delantero no debe dejarse ganar por la ansiedad. ¿Es más difícil cuando se lleva más de tres meses sin anotar?
Sí, es complicado manejarlo.
¿Eso hace que reniegues mucho en la cancha?
Sí, es normal. Soy muy picón, me gusta ganar y meter goles.
En Brasil han hablado incluso de llevarte a un psicólogo.
Esas son tonterías.
¿Cómo te sientes?
Este no ha sido un año redondo. Me lesioné mucho y me enfermé. Tuve dengue varios días, se me bajó la hemoglobina más de una semana y mis defensas estaban muy bajas. Me tuve que poner una inyección porque me sentía muy débil. En líneas generales, mi rendimiento ha sido solo regular y espero que el próximo año sea mejor.
El 2016 lo empezarás además cumpliendo 32 años el 1 de enero.
Sí, hay personas que se acuerdan de mi cumpleaños, pero la mayoría me dice: ‘Feliz Año Nuevo’. Cuando alguien me saluda, le digo gracias por acordarte.
Bueno Paolo, gracias por estos breves momentos a pesar de que sabemos lo que te agobian estas cosas.
Sí, gracias a ustedes por acompañarme en este evento. Me gusta mucho compartir con los niños, especialmente ahora que tuve la oportunidad de jugar con las chicas, que corrían todas detrás de la pelota. Esto me hará recargar energías.
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