El cada vez más utilizado horno de microondas es un electrodoméstico que permite calentar y cocinar alimentos, en muy poco tiempo. Su uso, día a día, es más popular.
Mediante la generación de ondas electromagnéticas o de radio de alta frecuencia, este aparato hace que el agua, los alimentos y otras sustancias absorban la energía producida por un proceso de calentamiento dieléctrico (electrónico).
Esas ondas que genera provocan que la carga negativa y la carga positiva de las moléculas de los alimentos y el agua comiencen a girar en busca de alinearse al campo eléctrico alterno de las microondas. Al rotar o moverse, las moléculas chocan unas con otras y, al estar en movimiento, se dispersa la energía en forma de calor. Esa vibración molecular en sólidos y líquidos termina por calentarlos.
En el microondas, un tubo magnetrónico convierte a la energía eléctrica en microondas de radio de alta frecuencia, que son absorbidas por los alimentos y agitan a las moléculas ‘dipolares’ para calentarlas. Dependerá del estado del líquido y del alimento para que se necesite más o menos tiempo de calentamiento con el microondas (por ejemplo, un hielo o un alimento azucarado demoran más en calentar que el agua líquida).
El plato giratorio del microondas y la caja cerrada para que se encienda y comience a lanzar las ondas que calentarán los alimentos hacen que la generación del calor sea pareja y no se vaya hacia afuera.
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